TIRITAS PARA UNA HEMORRAGIA
Actualizado: GuardarOtra semana más marcada por la crispación social y la crisis económica, galopante como pocas, que padece el Ayuntamiento de Jerez. Han sido los días en los que las concesionarias de servicios municipales han sellado una alianza para defender juntas sus intereses porque ya no saben qué más hacer. Anuncian una gran manifestación para el 5 de abril y una huelga para cuatro días después. Uno, que ya lleva unos cuantos años en esto del periodismo, nunca había presenciado antes tan de cerca un hecho que arrastrase tras de sí tantísimos dramas humanos. Durísimos en muchos casos. Y lo peor es que se ha instalado una desesperanza generalizada que, desde luego, en nada ayuda y, sobre todo, es una muestra más de que nos encontramos en una ciudad desmoralizada. Sumida en una profunda depresión.
Me consta que el Consistorio está intentando adoptar medidas. Busca soluciones, sí, pero lo está haciendo sin apoyos y dando la sensación de que las improvisa una detrás de otra. El Expediente de Regulación Temporal de Empleo (ERTE) ya es historia; los acontecimientos se suceden con tal rapidez que da la sensación de que hubiese pasado una eternidad desde que se descartó definitivamente por parte del gobierno local. Lo de gobierno local es un decir, evidentemente, porque ahí hace tiempo que los que realmente cortan el bacalao son unos pocos, cada vez menos, y éstos, además, van sumando enemigos con el paso de los días.
Ahora se habla de venta de patrimonio, de fusión de empresas municipales, de una reducción «inminente» del número de asesores y de hasta una reestructuración del gobierno del Consistorio. Desconozco lo que se podrá ahorrar con todas estas medidas, pero mucho me temo que no será lo suficiente. La enfermedad es grave -hay quien dice que terminal- y requiere de cirugía mayor. Con más de 700 millones, la deuda es de órdago y hacen falta medidas de mayor alcance todavía. Valentía. Coger el toro por los cuernos sin miedo. Sin pensar en uno mismo, en su imagen o en su futuro, en este caso político. Olvidar que el año que viene hay elecciones. Y, sobre todo, lograr de una puñetera vez ese gran pacto social y político que cada vez resulta más imprescindible. Todo lo demás no son más que tiritas incapaces de frenar la hemorragia.
El día 31 de marzo está a la vuelta de la esquina y los aproximadamente 2.700 trabajadores que tiene el Ayuntamiento y los no sé cuántos de las empresas concesionarias no saben si cobrarán su nómina. Ya dijo la alcaldesa que no podía garantizar el pago de sus sueldos. Mal anda el capitán del barco si le dice a su tripulación que el naufragio es inevitable. Su obligación es intentar evitarlo hasta el final liderando a su gente. El problema aquí, en Jerez, es que no hay capitán. Y, lo que es aún peor, tampoco se le espera. Mal asunto ése. Para todos, para el capitán, para el resto de mandos de la embarcación y para la tripulación.