GONZÁLEZ CABAÑA: UNA MALA NOCHE LA TIENE CUALQUIERA
Actualizado: GuardarLo más probable es que el PSOE de Cádiz convoque talleres de aplausoterapia. Con qué poquitas ganas hicieron palmas el viernes algunos destacados dirigentes socialistas a la salutación de Griñán en la capital gaditana. Y todo a pesar de que hubo alivio de luto: si en el congreso donde fue elevado a los altares de la secretaría general reinaron aires de pésame, el servicio de plañideras es de primera categoría cuando estamos a punto de la misa del mes.
«Mamón, qué noche me hiciste pasar», reconvino afablemente Griñán al presidente de la Diputación, visiblemente ruborizado y mirando de reojo hacia los idus de marzo. Y es que, como escribiera Eduardo Mendicutti, una mala noche la tiene cualquiera, y todos han pasado aparentemente página de aquella larga madrugada en la que el secretario de los socialistas gaditanos estuvo a punto de hacerse el harakiri como tal a cambio de un puesto en la ejecutiva regional. ¿Con qué almohada consultaría sus dudas para decir digo donde dijo Diego al amanecer del día siguiente? Una gran pregunta para la historia. Ahora, cuando los socialistas gaditanos son más griñanistas que Griñán y cuando el presidente de la Junta y ya secretario general de los socialistas andaluces aboga en público o en privado por pasar página en esta crisis, no se sabe si se ha conmutado la pena de muerte política en forma de congreso provincial extraordinario o simplemente se ha aplazado la ejecución de la sentencia. ¿Para cuándo? De aquí a la celebración de las municipales.
A tenor de lo que Griñán ha ido desvelando en sus reuniones de los últimos días, ya se sabe que los candidatos a las alcaldías, como las bicicletas, serán para el verano. Los alcaldes con mayoría seguirán siendo alcaldables, eso sí. Así que difícilmente Antonio Fernández podrá sustituir a Pilar Sánchez al frente de la candidatura socialista en Jerez: ¿prescindirá los socialistas gaditanos de una de sus cabezas mejor amuebladas? Y, otrosí, ¿sabrá prescindir Fernández de un cargo público, después de su larga experiencia en coches oficiales? En todo caso, el equipo de su antigua Consejería seguirá intentando sacar adelante uno de sus más controvertidos proyectos, el de Las Aletas, en Puerto Real, una de sus grandes apuestas.
Ahora, habrá que preguntarse si la tregua o las paces entre el socialismo gaditano obedecen al bolero «ni contigo ni sin ti tienen mis males remedio». Como posible prueba del nueve de todo ello, habrá que vigilar de cerca el proceso de proclamación de candidatos en la capital gaditana y en San Fernando. Si hay buen o mal rollito, ahí probablemente lo veremos, más allá de otras crisis puntuales como la que sigue latiendo en Los Barrios, en donde las presiones contra la actual alcaldesa, Geli Ariza, son cada vez más fuertes dentro del grupo municipal socialista. Ya empezaron cuando, meses atrás, sustituyó al inhabilitado Alonso Rojas que, como secretario local, ahora se ha reunido con González Cabaña para analizar este polvorín.
Que Griñán investido de líder ya indiscutible haya escogido a Cádiz-Herzegovina como primer destino en su gira andaluza ha sido todo un gesto de conciliación: como cuando en las películas del oeste se entierra el tomahawk. Sin embargo, algunos socialistas gaditanos también interpretan como un gesto en otro sentido la soledad de corredor de fondo de Luis Pizarro sin pizarristas en el nuevo gobierno andaluz, proclamado esta semana. Ni Cinta Castillo, ni Martín Soler, ni Antonio Fernández, valga la redundancia.
Pareciera que los socialistas gaditanos han perdido hasta la camisa: lo mismo se apuntan este año a la penitencia de El Despojado. Oh, tempora, oh, mores. Qué tiempos aquellos en que presumían de secretario general y vicesecretario del partido. Qué pechá de consejeros, qué golpe de mando en plaza. ¿Qué se hizo de aquellas casas del pueblo, de aquellas damas y tocados, de aquellos nobles caballeros de la chaqueta de pana o de la arruga es bella? ¿Qué se hizo de aquel pasado en que parecía que Pablo Iglesias se hubiera empadronado en la plaza de San Antonio? Quizá fuera que, por aquel entonces, aún vivía Alfonso Perales o que las únicas divisiones internas consistían en aquel antiguo ying y yang del guerrismo y el felipismo. Hoy, en cambio, cualquiera se hace un lío cantando por los Chanclas: Y tú, ¿de quién eres?
No se dan cuenta, a ojo de buen cubero, de que así se la ponían a Fernando VII. O a Carlos III, o a Pepe Loaiza. Quizá hayan aprendido la lección de que como sigan con el paso cambiado, con la que está cayendo, lo peor de Murphy puede estar todavía por llegarle al PSOE. Qué tiempos aquellos en que aunque hubiera a veces peleas a silletazos en una sede, o pasaran por comisiones de investigación los sospechosos de haber traicionado al erario público o al escudo del yunque y la pluma, los socialistas solían plegarse a eso que llamaban disciplina de partido. Y no dudaban, salvo excepciones, en hacerse el harakiri o a desnudarse integralmente de cargos si lo exigía el guión de sus líderes. Y no sería malo, de tarde en tarde, un gesto de rebeldía. Un pulso con el poder, aunque el poder fuera interno. Sin embargo, en este caso, da la sensación de que tan sólo sacan los pies del tiesto para intentar mantener el resto del cuerpo en la olla grande. Qué tiempos, oh tempora, oh mores, en que eran capaces de pasar a un segundo plano si no se estaba de acuerdo con la dirección o con las directrices; o de abandonar el partido, incluso, si había que defender los principios o la independencia municipal de Casas Viejas, pongo por caso. Ubi sunt.