Un defensor del patrimonio jerezano
Manuel Domecq Zurita ha ingresado en la Real Academia San Dionisio, que reconoce su labor en pos de las letras, las artes y la arquitectura El Vizconde de Almocadén ha desarrollado un gran trabajo en la historia de la ciudad
JEREZ. Actualizado: GuardarEntre la variedad de actos culturales que la de San Dionisio está ofreciendo durante este curso académico, el pasado martes 9 de marzo despertó nuestra atención la conferencia que con motivo de su ingreso daba en dicha institución el ya ilustre Sr. Manuel Domecq Zurita, Vizconde de Almocadén. Y decimos ya ilustre, porque son muchos los años que hace le teníamos así considerado, dada su ingente labor en pos y cultivo de la arquitectura, las artes y las letras.
Amén de su persona, suscitó nuestro interés la presencia en dicho acto del arquitecto D. Rafael Manzano, docto profesional, quien haría la presentación del nuevo académico cosa que llevó a cabo con lujo de detalles describiendo y ensalzando sus valores humanos y artísticos así como los propios de su legado genealógico, los que dijo provenirle a su familia del lejano horizonte de los tiempos, al recibir de Felipe IV los títulos de nobleza con el marquesado de Campo Real y más recientemente, de manos de Alfonso XIII, el vizcondado de Almocadén, que así se denomina un fértil pago de viñas que fueron conservadas a lo largo de la historia por su topónimo medieval, el que desde aquella alta época fue mantenido en poder de la familia y cuyo título finalmente ostenta y dignifica Manuel Domecq Zurita, el más ilustre representante de esta noble dinastía familiar.
Continuó Rafael Manzano su presentación pidiendo a la ilustrísima presidencia la plena y pronta inclusión académica del conferenciante, sobre el que derramó un sortilegio de virtudes y cualidades, tan ciertas como justas y merecidas; entre ellas resaltamos: -él ha salvado de la ruina el Palacio de Campo Real- lo que nos consta, porque ha rescatado y puesto en valor este extraordinario patrimonio, para Jerez y los hijos de nuestros hijos.
Presentando también al noble Comendador D. Pedro Benavente y Cabeza de Vaca, eje principal de la conferencia y directo antepasado del nuevo académico, a los que esta 'Voz de la Conciencia' quiere dedicar hoy su espacio a fin de que las nuevas generaciones tengan un somero conocimiento de aquellos ilustres y aguerridos paisanos nuestros, quienes al luchar por unos nobles ideales obtuvieron 'Fama' y prestigio, dejándonos para la historia su importante y distinguido paso por la vida, así como el patrimonio que crearon.
Estudio
Tomada la palabra su descendiente el Vizconde de Almocadén, desgranó la vida de su antepasado, calificándolo como Príncipe Renacentista, ilustrándonos la figura un tanto perdida en los tiempos de quien fue uno de los últimos guerreros del Jerez cristiano de la Baja Edad Media, punta de lanza en la defensa de Andalucía frente a los Meriníes, en aquellos trágicos días en los que los Caballeros Veinticuatro firmaron con sangre en la Capilla de la Jura de San Juan de los Caballeros, la urgente petición de auxilio el Rey D. Sancho IV y que fueron prestados por las huestes de Córdoba; «nuestra hermana de armas». La misma con la que, tras la Batalla del Salado de Tarifa, la ciudad de Jerez se convirtiera en la capital de la defensa cristiana frente a la frontera occidental del Reino Nazarí.
Fue D. Pedro, Comendador de la Orden de Santiago, quien naciera en el último tercio del s. XV, tocándole vivir los días inmediatos a la conquista de Granada y el que como noble contribuyera a la creación del gran Jerez renacentista cuando en 1545 decidió acometer las obras de su magnífico palacio en el que diera asiento e imagen a su nobleza, consiguiendo con ello prestigio y 'Fama', la que a diferencia de ahora se obtenía con la consecución de gestas que daban a su autor un sentido de supervivencia en la historia y que el Comendador consiguiera para la posteridad con la magna edificación de su palacio, el que construyera sobre las casas de sus abuelos, y que en la actualidad gracias a su descendiente el Vizconde de Almocadén, sigue mantenido y mejorado para honra y prez de este y de sus antecesores, razón por la cual la Real Academia de San Dionisio reconoce hoy sus trabajos y dedicación nombrándole miembro de número.
Esfuerzo
Reconocimiento que consideramos sobradamente merecido ya que su labor ha sido llevada a cabo sin ayuda alguna, poniendo en ella no sólo el fruto de toda una vida de trabajo, sino el denodado esfuerzo que tamaña empresa requiere, en la que no cabe el desaliento, sólo voluntad y afanes inquebrantables de reconstrucción y a la búsqueda de los materiales idóneos y antigüedades más próximas a la época del tan magno y egregio edificio renacentista.
Trabajos de restauración y rehabilitación que han sido llevados a cabo debido a la llamada permanente de su sangre; la misma que diera prestigio y 'Fama' al Comendador, y por supuesto, al constante apoyo de su culta y bellísima esposa quien le ha prestado ciego apoyo; trabajos que debido a su sensibilidad, se han ejecutado tan perfecta y fidedignamente, enriqueciendo dicho palacio con la creación de nuevos espacios, de espléndidos y ricos interiores, donde reina el buen gusto, la armonía y la belleza.
En cualquier rincón se puede observar el objeto exacto, la antigüedad precisa, que sin ostentación ni gola conviven en equilibrio, sin desencuentros de épocas: Granja, Compañía de Indias, Plata del XVIII, Cómodas Carlos IV, escritorios y bargueños, Tall Clocks. a los que si añadimos telas y alfombras en conjunción perfecta, procuran al visitante unos ambientes donde la luz natural provee a cada estancia la categoría de un auténtico museo en el que el tiempo se ha detenido para deleitarnos con su nobleza.
Como colofón a su excelente conferencia de ingreso, el académico leyó un soneto en el que el poeta ya hace tiempo reivindicaba para él este reconocimiento.