Opinion

Sin tanto peligro

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Dieron la vuelta al mundo las fotos de muchos gobernantes juntos, que miraban, con lógica inquietud, el techo que amenazaba derrumbarse sobre ellos, mientras asistían a la toma de posesión del nuevo presidente chileno. Un fuerte terremoto estuvo a punto de ejecutar la parábola del conde Henri de Saint-Simón, quien en 1819 escribió que si Francia perdiera a sus principales dignatarios civiles y eclesiásticos, éstos podrían ser reemplazados fácilmente; pero si perdiera a sus mejores artistas, sabios e industriales más eminentes, apenas podría recuperarse en una generación. Su sinceridad le hizo dar con sus huesos en la cárcel. En realidad, lejos de incitar a eliminar a esos jefes, Saint Simón mostraba la inutilidad del magnicidio, que recuerda hoy la conocida frase 'A rey muerto, rey puesto'. Pero los jefes temen más que se demuestre su escasa importancia que el arriesgarse a morir en un atentado.