Cartas

Don dinero

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Salto a la palestra, me asomo al mundo y... ¿qué me encuentro? La prevaricación, el cohecho, la vesania, la regalía y, dicho en román paladino, la tomadura de pelo al pobre ciudadano que es además pagano. Me siento rodeado de muñidores irredentos de satrapías inconfesables. Y detrás de todo esto: ¡Qué! Una jauría de perseguidores incansables de lo que el genio llamó 'poderoso caballero', perros hambrientos a la estela del óbolo áureo que todos ansían y a todos miente y que, en definitiva, a todos corrompe.