«Voy a tener que ir al Salvador para que me den de comer»

Después de 19 años trabajando en Limasa, el sueldo de Pepi Beato no llega a los 800 euros ni siquiera con los cuatro trienios. Sus cuatro hijos están en paro e intenta ayudarles, además de sostener su casa ya que su esposo tampoco tiene trabajo. «Hay que pagar la luz, el agua, la comunidad... y me quedan solo 200 euros», dijo ayer.

«Yo sólo tengo 50», soltó a su lado Fátima Jiménez, cuyo sueldo es también el único sostenimiento familiar: su esposo, como otras muchos, está parado y tienen un bebé de seis meses: «Menos mal que tengo a mi madre que me puede ayudar», explicó.

Limasa, concesionaria del servicio de limpieza de los colegios públicos y las dependencias municipales, no les ha abonado la paga de beneficios de este mes y, dada la parquedad de sus salarios, no pueden prescindir de uno solo. La situación es tan dramática que cuando se reúnen intentan animarse unas a otras. Luisa Álvarez, con dos hijos (uno de ellos con minusvalía) asegura que su niño «tiene la patilla de las gafas hincadas y no puedo ir a recogerle unas nuevas porque no tengo dinero». Tras 21 años en la empresa, son sus 800 euros los únicos que entran en casa porque el desempleo se ha cebado también con su marido: «Como esto siga así, voy a tener que ir al Salvador para comer».

«No puedo aguantar mucho así, es indignante», continuó Conchi Molina. Insisten en que «no hemos dejado de trabajar en ningún momento y llevamos meses cobrando a destiempo», aseguró. «¿Con qué animo vamos a trabajar todas las mañanas?», concluyó.

La familia de Mari Gallardo sufre esta inestabilidad económica por partida doble ya que ella y también su marido trabajan en Limasa. Con dos hijos, la única alternativa para ellos ha sido marcharse cada uno a casa de sus padres: «Yo estoy con mi madre y él con la suya», aseguró.