Jin Jan Dong escuchó ayer todos los testimonios, pero se negó a declarar al final de la segunda vista. :: JAVIER FERNÁNDEZ
Jerez

«Nunca había visto una mirada tan fría»

El jurado emitirá hoy su veredicto tras la segunda vista del juicio, en la que también declararon los compañeros de piso del procesado; El jefe de la Policía Científica descarta que el acusado de matar a su pareja actuara bajo un arrebato

JEREZ. Actualizado: Guardar
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El juicio contra un ciudadano chino acusado de matar a su pareja sentimental en octubre de 2008 celebró ayer su segunda y última vista con los testimonios de la Policía, los forenses y los compatriotas que fueron testigos de la brutal «carnicería», como fue definida por uno de los peritos expertos. Las palabras del jefe de la Policía Científica, que actuó en el domicilio después del crimen, fueron sin duda reveladoras y retumbaron en la sala ante el asombro de los presentes: «Recuerdo una mirada superfría y tranquila; llevo muchos años en el Cuerpo y cuando alguien está excitado, se nota».

La «frialdad» de Jin Jan Dong fue, una vez más, uno de los rasgos en los que coincidieron casi todos los testigos. Algo que para el fiscal, la acusación particular y los abogados de la Junta y el Estado no deja lugar a dudas: el presunto asesino no actuó víctima de un arrebato, como sostiene la defensa.

Tras la segunda sesión del juicio, que ayer quedó visto para sentencia, el jurado se retiró a deliberar y para hoy mismo se espera que se conozca el veredicto.

Los primeros en declarar fueron los policías que acudieron al domicilio tras el trágico suceso, ocurrido en la barriada de Los Pinos. Allí encontraron a la propietaria del inmueble, también de nacionalidad china, que señaló al imputado y éste «se levantó del sofá e hizo el gesto con la mano de que se le pusieran las esposas».

Posteriormente, los agentes se dirigieron al dormitorio donde estaba el cadáver y comprobaron que la pared del pasillo «tenía manchas de sangre», al igual que el cubo y la fregona que se habían empleado para limpiar las pruebas.

«En posición fetal»

Una vez dentro de la habitación, vieron el cuerpo de la víctima «en posición fetal» dentro de una maleta y «con los brazos detrás del tronco», por lo que precintaron todo y avisaron a la Policía Científica.

Fue el jefe de esta unidad quien, tras cruzarse con el presunto agresor en la escalera, hizo hincapié en la mirada de hielo que tenía Jin Jan Dong «para lo que había hecho», así como en «el fuerte olor a sangre».

El resto de policías que intervinieron tras producirse el suceso descartaron por su parte que el acusado estuviera bajo los efectos del alcohol, tanto por su aspecto externo como porque «el aliento no le olía ni nada».

También subrayaron la mayoría de los agentes que no presentaba signos de violencia, de ahí que se entienda que hubo alevosía al no poder defenderse la víctima. Sin embargo, uno de los policías hizo alusión a que en los calabozos presentaba una «mejilla sonrosada y arañazos en los brazos».

En la inspección ocular realizada, los funcionarios encontraron en la bañera «un trozo de tela negra simulando a un cordón». En una bolsa que había en el lavadero encontraron «el otro resto del cordón» empleado para estrangular a la mujer, ropa de la víctima «mojada y ensangrentada», «dos hachas y un cuchillo de cocina de grandes dimensiones», entre otros «innumerables» indicios.

En el juicio también prestaron declaración compañeros de piso y conocidos tanto de la fallecida como del procesado, que llegaron al lugar una vez consumado el delito.

La mayor parte de los compatriotas no observaron «nada», si bien dos de ellos pudieron contemplar cómo Jin Jan Dong «estaba fregando el suelo» e incluso vieron el cuerpo de la víctima en una maleta. Uno es quien llamó a la Policía y el otro el marido de la propietaria del piso. Esta última, principal testigo del caso, no compareció ayer -se encuentra en China y no ha podido ser localizada-, pero se pudo ver su declaración grabada. Tanto a ella como a su esposo, el acusado les reconoció haber matado a Li.

El agravante del parentesco

Finalmente se expusieron las conclusiones de las partes, que mantienen la calificación de asesinato, por lo que piden 20 años. El fiscal destacó que «concurre la alevosía» y no pasó por alto el agravante del parentesco, al tratarse de su compañera sentimental.

El abogado del Estado hizo hincapié en que «intentó esconder las huellas, por lo que no parece que estuviera fuera de la realidad». Sin embargo, la defensa sostiene que Jin Jan Dong «no estaba en su sano juicio» y recordó que «podría haber eludido a la Justicia y no lo hizo», ya que no habría sido fácil «buscar a un chino en Barcelona»