El procesado fue asistido por una traductora, aunque su declaración resultó inconsistente y escueta. :: J. F.
Jerez

«La maté porque tenía celos»

Dong declaró ayer que no se acordaba de haber estrangulado a Li ni de haber descuartizado el cuerpo por estar bajo los efectos del alcohol; El chino acusado de asesinar a su pareja no recuerda el crimen pero sí lo que lo motivó

JEREZ. Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

«No me acuerdo de nada» fue la frase más repetida ayer durante el juicio por Jin Jan Dong, el ciudadano chino acusado de matar a su pareja en octubre de 2008 en el domicilio que compartían en la barriada Los Pinos. La Audiencia Provincial de Jerez acogió ayer la primera sesión de la vista, en la que el procesado se mostró tranquilo, frío como el hielo y presa de una amnesia prácticamente total, como así lo expresó la letrada que ejerce la acusación particular representando a la familia de la víctima.

La sesión, que se finiquitó en menos de una hora, estuvo caracterizada por la parquedad en palabras del imputado y por la presencia de un número destacado de abogados que se afanaron sin éxito en arrancar a Dong algunas palabras que arrojaran un poco de luz sobre el asunto. Y es que además del fiscal, la acusación particular y la defensa compartieron banca con un abogado del Estado y otro de la Junta de Andalucía, que justificaron su presencia en la «obligación» que tiene la Administración pública de condenar cualquier delito relacionado con la violencia de género y luchar de forma expresa por erradicarlo.

El juicio se abrió con la alocución del fiscal, que relató cómo el 20 de octubre del citado año el acusado acabó presuntamente con la vida de Li Wei Zhaouquin, con la que mantenía una relación sentimental, estrangulándola en el cuarto de baño con un lazo negro. Seguidamente y siempre según las calificaciones del Ministerio, Dong amputó el brazo derecho de la mujer y parte de una pierna con el fin de introducir el cuerpo en una maleta, pero fue sorprendido por unos compatriotas que convivían con la pareja.

Tras esta exposición y los interrogantes de las partes, el procesado negó la mayor asegurando que la víctima era sólo su amiga y que no recordaba lo sucedido porque había ingerido importantes dosis de alcohol. Sin embargo, su escueta declaración estuvo plagada de contradicciones, ya que primero afirmó que había comenzado a beber por la tarde (el crimen se cometió entre las 21.00 y las 22.00 horas), para luego asegurar que empezó a consumir whisky a las 9.00 horas.

Enajenación por infidelidad

Pero sin lugar a dudas la mayor contradicción se produjo cuando el acusado, después de confirmar que la víctima era sólo su amiga y que no recordaba nada de los hechos, reconoció que los celos constituyeron el motivo que le impulsó a cometer el crimen. Es decir, olvidó qué ocurrió desde que entró en la vivienda hasta que salió de ella esposado por la policía y comenzó a recordar cuando pisó los calabozos, llegando a la posterior conclusión de que sí la había matado impulsado por los celos, ya que como subrayó su abogado la que efectivamente era su pareja le estaba siendo infiel.

El letrado, Agustín Velloso, basó su defensa en la ingesta de alcohol de su representado y en una enajenación mental transitoria motivada por la relación paralela que supuestamente mantenía Li con otra persona en Málaga. Velloso quiso humanizar la figura del acusado ante el jurado popular e incluso justificar los hechos declarando que, dadas las circunstancias, «eso le podía haber pasado a cualquiera».

El resto de abogados y el fiscal, como cabía esperar, rechazaron todos estos atenuantes (con los que Velloso persigue que Dong sea condenado por homicidio y no por asesinato), argumentando que el crimen se produjo «sorpresivamente» y «por detrás», ya que cabe recordar que la ciudadana china fue atacada por la espalda en el baño. Unas consideraciones que llevan a todos estos profesionales a solicitar una pena de 20 años por asesinato, con los agravantes de alevosía y ensañamiento.

Curiosamente, otra de los argumentos utilizados por el abogado defensor para atenuar el delito fue la consideración de que el descuartizamiento del cuerpo se produjo post mortem, por lo que «una vez que murió no es relevante para el Derecho Penal lo que hiciera con ella».

La vista continuará hoy con la declaración de los testigos que encontraron el cadáver mientras el inculpado supuestamente limpiaba la sangre, además de la aportación de peritos y agentes policiales que intervinieron en el caso.