Madera de pregonero
Actualizado: GuardarEs Madera por mamá, la que un día le enseñó lo bonita que es la salida del Nazareno. Y con su segundo apellido, con el primero, y con su nombre, armó ayer un auténtico lío en el Gran Teatro Falla. La casa de los ladrillos coloraos, la que tanto sabe de la historia de Cádiz, ayer aprendió un poquito más de mi ciudad, gracias a este personaje que tiene tantos pregones a sus espaldas como la edad de Cristo, una ciudad que ayer se encontró con este tipo que cumplió 33 pregones y que estaba a la espera de lo que dictase Pilatos. Y, visto lo visto, puede ser que cambiara su veredicto y, al final, decidiese liberar al Señor y condenar a Barrrabás. Habrá que hablarlo con Roma.
Mientras se escuchaban los acordes de 'Caridad de tus Penas' al bueno de José Manuel ya le brotaban las primeras lágrimas de sus ojos. Es normal porque es su Virgen y quería ser respetuoso con ella. Y lo consiguió, pero no sólo con ella, sino con todas las que procesionan en la Semana Santa de Cádiz desde el Domingo de Ramos hasta el de Resurrección. Al que suscribe que le gusta la Semana Santa y que es de Las Penas y del Despojado también se le saltaron las lágrimas cuando habló del Nazareno, el Señor del Cádiz.
Pero, lo más importante, mi pregonero fue valiente. Se pronunció sobre el aborto y dijo lo que piensa, habló de los crucifijos y de las escuelas y fue valiente (terminó con mi Cristo de la Buena Muerte), habló de la Madrugada y fue valiente y se mojó con la coronación de la Virgen de las Penas y fue valiente hasta con el obispo. Nos demostró que en esta tierra para ponernos los vellos de punta hay que ser de Cádiz, porque hasta en el tema de los cargadores se mojó y dijo lo que piensa, que, al fin y al cabo, es el sentir de mucha gente. Ya estábamos cansados de alocuciones vacías y de gente de fuera que sólo conocía a mi ciudad de oídas. José Manuel Romo la lleva conociendo desde hace muchos años y ayer nos la mostró. A los que estábamos en los palcos del Falla sólo nos queda darle las gracias y compartir ese sentimiento con esa gente, y fue mucha, que se acercó a saludarlo y a felicitarlo.