EL RAYO VERDE

Posiciones delicadas

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No sé si alguien en el Parlamento andaluz pensó en sí mismo (políticamente) cuando votaba la ley de muerte digna (política). O pensó en sus enemigos (políticos). Pero todos se resisten a desaparecer de escena. Como cualquiera, claro. Entre tanto, el cuadro de situación, regional y provincial, es de tensión «transversal», o sea a uno y otro lado del espectro, pero también generacional, porque una vez abierta la puerta de la renovación salen hasta de debajo de las piedras jóvenes-suficientemente-preparados que esgrimen méritos, agravios y padrinos. Es lo que tienen las expectativas de cambio: cargos públicos agarrotados, aspirantes neuróticos, administraciones paralizadas, rumores desatados... Con el añadido de que esta vez se va a implantar un control de calidad riguroso, el discurso 'griñanista' del mérito y la capacidad... Que deja en bastante mal lugar las prácticas anteriores, no es por nada.

Mientras, en el PP provincial se abren y cierran las crisis con sordina. La marcha de Aurelio Sánchez como presidente de El Puerto, la salida de Carmen Pedemonte en San Fernando, el discutido fichaje de Antonio Moreno, las legendarias diferencias entre líderes, los supuestos celos de parlamentarios andaluces, etcétera, se «normalizan» o no salen apenas a la luz, mientras cunde la idea de que los populares no tienen más que quedarse callados y esperar que los otros se caven ellos solos la fosa. Y es que en el PSOE gaditano, una semana después de la bronca abierta con la ejecutiva regional, una semana intensa de conciliábulos, con escenificación de unidad incluida, a nadie se le oculta que la agrupación provincial deberá hacerse perdonar su metedura de pata y para ello tendrá que abrazar con especial entusiasmo todo lo que Sevilla mande. Una jugada maquiavélica, quizá, del nuevo aparato. Cádiz queda, pues, todavía más debilitada de lo previsto por la salida de los grandes «referentes», Chaves y Pizarro. El secretario general, González Cabaña, centro de todos los abrazos en el Día de la Provincia, dice que se crece en estas situaciones, y no es un chiste fácil; minimiza la disidencia y la achaca, de manera difusa, a los periodistas y quienes hablan con ellos, ese viejo recurso a matar al mensajero. Pero encaja bien los golpes y sabe que no le queda otra que apretar los dientes y tirar de la brida, que con las cosas de comer no se juega. Otros muchos se ponen de perfil y esperan, ellos también, que llegue San Martín.

Mientras, en todos los mentideros se termina por hablar de Bibiana Aído. Dos años después de su irrupción en la política nacional, la ministra pisa fuerte en todos los despachos, manda y controla mucho más de lo que desde fuera se pueda pensar. Gusta incluso a sus enemigos cuando la conocen de cerca, por mucho que no compartan en absoluto sus ideas. Simboliza por sí sola que el relevo, el cambio ha llegado. Segura y distanciada de sus «mayores», Bibiana es el nombre del que todos hablan para cargos de primera fila en un futuro. También debe ser, naturalmente, la nueva cabeza del 'lobby' gaditano ante el poder, la que use su influencia en favor de su tierra. Nadie en mejor posición.