Derribos Cádiz S.A.D.
Actualizado: GuardarEl pasado martes observaba el cadismo una imagen con bastante carga simbólica, el llamativo derribo de la tribuna del estadio Carranza; un espacio que supuso un empujón para una entidad que aspiraba a ser más moderna, a codearse con las más grandes y a que en España se hablara del Cádiz. Con el cambio de siglo, lo primero está por venir porque siguen sin darse los condicionantes para que el club dé un salto cualitativo en busca de objetivos más ambiciosos tanto deportiva como institucionalmente. Lo tercero se ha conseguido de largo aunque casi siempre sea para mal. Así, hemos visto como en las últimas temporadas se intentó confundir a la afición achacando a una alineación indebida del rival todo un descenso de categoría. Apenas han transcurrido dos temporadas de semejante comedia cuando las perspectivas vuelven a ser tan negras como entonces aunque da la sensación de que -caso de consumarse el batacazo- habrá que hilar muy fino a la hora de encontrar una justificación extradeportiva. Lo más sangrante de este asunto es que los señores que deben poner los cimientos para que la sociedad no se derrumbe andan metidos en asuntos que consideran más necesarios como son, a saber: fichar a golpe de talonario a un nuevo elemento que venga a engrosar la lista de directivos sin ni puñetera idea de fútbol, pero con una nómina que quita el hipo e insostenible en caso de perder la categoría, y pasar olímpicamente de la cantera, salvo en el caso de que el descenso a los infiernos sea imparable y se tenga que echar mano del conjunto filial. El desconcierto es tal que los partidos en el estadio en obras sirven para burlarse ahora de algunos jugadores que hace pocos meses eran recibidos en loor de multitudes mientras la lista de técnicos que fueron invitados a marcharse o a los que le dieron la patada no deja de aumentar: Jose, Calderón, Gracia, Vidal..