José Luis Rodríguez Zapatero y José Antonio Griñán conversan en una playa andaluza. :: LA VOZ
ANDALUCÍA

A la conquista del sur

Los líderes nacionales del PSOE y el PP redoblan sus actos en esta tierra, decisiva para ganar votos Zapatero y Rajoy compiten en presencia y apoyo a Andalucía

SEVILLA. Actualizado: Guardar
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«Como siempre, me agrada mucho venir a Andalucía y voy a seguir viniendo con intensidad». Esta frase la dijo José Luis Rodríguez Zapatero en el Real Alcázar de Sevilla donde el viernes reunía a su Consejo de Ministros por primera vez en Andalucía para aprobar la Ley de Economía Sostenible.

Cuatro días antes, muy cerca de este palacio mudéjar, en la sede regional del Partido Popular de la calle San Fernando, Mariano Rajoy expresaba: «Me gusta mucho venir a Andalucía». Los dirigentes de su partido cuentan las veces que Rajoy ha hecho acto de presencia en esta Comunidad. Dicen que lleva más de 150 en esta legislatura. Cada quince días más o menos, el líder del PP coge el AVE o el avión y acompaña a Javier Arenas en alguno de los numerosos actos que el dirigente del PP andaluz realiza cada semana.

La presencia de Rodríguez Zapatero ha sido mucho menor en la legislatura, pero en las últimas cuatro semanas el presidente del Gobierno ha llenado su agenda de visitas a Andalucía. Viajó a Málaga para el mitin con el que el PSOE conmemora el 28-F el pasado 21 de febrero. Aprovechó su estancia en Granada en la cumbre europea con Marruecos el primer fin de semana de marzo para anunciar junto a Griñán medidas específicas para Andalucía por las inundaciones. Clausuró el congreso socialista el pasado fin de semana y este recaló de nuevo en Sevilla para celebrar el mencionado Consejo de Ministros y de paso reunirse con empresarios andaluces. También Rajoy tuvo un encuentro con empresarios el lunes y ha protagonizado tres mítines en el último mes, uno, en Atarfe (Granada) con más de siete mil personas.

El interés inusitado de ambos dirigentes por Andalucía se produce al mismo tiempo que una decena de encuestas barruntaban una importante pérdida de apoyos al PSOE en Andalucía, comunidad en la que es la fuerza hegemónica desde que empezó la democracia. No sólo gana en las autonómicas, sino también en las generales y municipales. El PP no es que le pise los talones, como en la década de los noventa, es que aparece como partido ganador, por poco, pero ganador en esos sondeos.

El PSOE minimiza esta interpretación e insiste en que Zapatero siempre se ha volcado con Andalucía. El mismo Zapatero lo apuntaba el viernes en Sevilla.

A la pregunta de si tenían algo que ver las encuestas con su asidua presencia en el sur, el presidente recordó que ya en junio, en un mitin en Dos Hermanas, anunció que celebraría en esta Comunidad un Consejo de Ministros para aprobar la Ley de Economía Sostenible. Una coartada que no excluye la preocupación en las filas socialistas por dichos sondeos.

Este partido teme perder Andalucía, que representa, como Zapatero repite muchas veces, la «columna vertebral» del PSOE. Es esta comunidad junto a Cataluña las que reportan más votos a los socialistas. Puede decirse que el PSOE perdería La Moncloa si pierde Andalucía. Por contra, para el PP sólo con aumentar el número de votos en esta Comunidad le sería fácil volver al Gobierno.

La historia electoral así lo dice. En las elecciones al Congreso de 2000, cuando Aznar logró la mayoría absoluta, entre PSOE y PP sólo había dos diputados de diferencia en Andalucía. El PSOE, 30 diputados, y el PP, 28. Fue el mejor resultado de los populares, fraguado en un ascenso en todas las provincias, incluida Sevilla, el gran nido de votos socialista. La diferencia actual es de 11 diputados (PSOE, 36, y PP, 25), pero en 2004 fue de 15 escaños. Al PP (154) sólo le separan 27 escaños del PSOE (169) en el Congreso en la actualidad. Este partido se ha marcado como objetivo reducir esa diferencia en Andalucía.

Buscando el ascenso

La conquista del sur puede suponer la batalla decisiva en la que se dirima el futuro gobierno de España. El PP concibe grandes esperanzas de mejorar sus resultados en esta tierra y por ello Rajoy viene marcando en su agenda como prioridad su presencia constante en Andalucía. Aquí parece sentirse cómodo y a gusto, aseguran fuentes de su partido. En esta estrategia juega un papel preponderante Javier Arenas. Es sabida su buena relación personal con Rajoy, que arranca desde que ambos compartieron tareas de Gobierno con Aznar.

No hay que olvidar, dicen en su partido, que Arenas era secretario general del PP cuando Aznar anunció que no se presentaba en 2004 y se designó a Mariano Rajoy como su sucesor. Arenas, número tres del PP en el ámbito nacional, tiene una gran influencia en Rajoy y este una gran confianza en el líder andaluz, además de admiración personal. Siempre elogia su capacidad de trabajo y su esfuerzo. «Se entienden muy bien pese a las diferencias de carácter», aseguran en su partido.