A SUS ÓRDENES. BRUSELAS
Actualizado: GuardarNo creo imprescindible explicar mi platónico amor por esa ciudad, que ha llegado a ser como una píldora de la Europa que empezamos a deglutir los españoles. Pero el caso es que Bruselas se ha convertido en una exigencia. Están allí más llenos de razón que de comprensión. No saben o no quieren saber que seguimos siendo el 'rabo de Europa por desollar' y nos piden sacrificios. Sería mejor que nos pidieran otra cosa, aunque no estuviera a nuestro alcance.
Pedirnos sacrificios a los españoles es una insistencia. Atravesamos, sin más pasaporte que la inocencia, una época horrorosa, poblada de muertos mutuos y de hambre generalizad y tuvimos que sacrificarnos involuntariamente. Es demasiado que ahora, cuando los llamados 'niños de la guerra' hemos llegado a ser ancianos de la impuesta paz, se nos pidan más sacrificios para ordenar nuestras cuentas. Todavía andamos enredados en la contabilidad de las víctimas de uno y otro lado, sin sumar a los que liquidaron sin tener muy claro al bando al que pertenecían, ya que no se adscribieron más que a su destino de españoles. ¿Por qué Bruselas le está pidiendo a España, que está al borde de ser una nación pobre de pedir, más sacrificios? Al parecer no salen las cuentas y la Comisión reconoce que los desajustes presupuestarios nos están asfixiando.
«Desde que empezó mi vida yo no he hecho más que perder», dijo don Manuel Machado, electo tío carnal mío. ¿Por qué me piden ahora más sacrificios? Me bombardearon la infancia y vi mucho luto y mucha hambre en la adolescencia. Ya está bien. No quiero que mi vida sea capicúa. No deseo más sacrificios, ni para mí ni para los demás. ¿No tendrá Bruselas algo mejor que ofrecernos? La Comisión debe seguir estudiando otras ofertas de primavera.