Leo Messi volvió a hacer una demostración de calidad y deleitó al Nou Camp con sus goles. :: EFE
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El Barcelona sí da la talla

Liderados por un Messi pletórico, los azulgrana se meriendan a un Stuttgart dulce y dan un espectáculo de buen juego; Los de Guardiola salvan el honor de los españoles en la Liga de Campeones

MADRID. Actualizado: Guardar
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«¡Sí, sí, sí, nos vamos a Madrid!». Jolgorio y pelín de recochineo en el Camp Nou para celebrar el cómodo pase del campeón a octavos de la 'Champions'. El Barça salvó el honor de la Liga española en el escaparate continental. Desfiló con elegancia, personalidad y destreza ante un Stuttgart que se sumó a la fiesta con una puesta de escena muy amistosa, impropia de la ruda escuela alemana. Ni siquiera del octavo clasificado en la Bundesliga se puede esperar tan poca resistencia. Y sobre todo después de lo que achuchó en la ida. No estuvo Xavi pero con Messi en su mejor versión al Barça le basta para colarse entre los ocho mejores de Europa por tercer año consecutivo. La 'pulga' picó dos veces y ya acumula ocho goles en los últimos cuatro partidos, 31 en lo que va de temporada. Indiscutibles números de 'Balón de Oro'. Y pudo marcar dos ó tres más el argentino.

Guardiola dio una vuelta de tuerca a su once. Pensó en el Stuttgart pero seguro que también en el tramo final de temporada. La plantilla del Barça es corta y es prioritario recuperar a Henry para los duelos decisivos. El francés mejoró a Messi en la segunda parte del último choque ante el Valencia y Pep le premió con la titularidad en detrimento de Ibrahimovic. Serio toque de atención al sueco. Decisión de entrenador, de psicólogo, de jefe que manda. El otro cambio fue obligado pero también tiene chicha. En ausencia del cerebro natural, recibió galones Touré Yayá, otro jugador indispensable para hacer grupo y poder rotar en el sprint final por Liga y 'Champions'.

En un mensaje inequívoco para Sergio Ramos y su osada apuesta del 3-0 al Lyon, advirtió Guardiola en la víspera que su equipo podría perder pero nunca por subestimar al rival. Una sentencia que caló en la hinchada y en sus pupilos. Los catalanes se merendaron en un periquete a los acongojados teutones. Entraron a la perfección en el partido, no como en la capital de Baden-Wurtemberg, y hallaron facilidades impropias en un cruce de la gran competición europea.