«Esperamos que mejore, pero le quedarán secuelas neurológicas»
CÁDIZ. Actualizado: GuardarLa pequeña, era una niña buscada y deseada, que la pareja tuvo a los dos años de casarse y por la que renunciaron incluso a sus trabajos. «Con la niña dejé mi empleo, porque no podía continuar; también lo hizo mi marido, porque estamos dedicados por completo a ella». Así lo explicaba ayer Rafaela Pérez, la madre de la pequeña, que no deja de recorrer en su memoria cada minuto de aquel 19 de noviembre, cuando su hija sufrió una meningitis que ha obligado a amputarle las dos piernas y que podría afectarle neurológicamente: «Cuando llegué al hospital intenté que le hicieran pruebas, pero me dijeron que no había problemas, que tenía gripe A. Le hicieron una auscultación ligera y nos mandaron a casa. Siete horas después, volvimos corriendo porque vomitó y le vi la piel como rugosa, como con cabecitas de alfiler y pecas pequeñas. Entonces, la pediatra llamó a otro médico; cogieron a la niña y se la llevaron para dentro. Pensé que había algo raro».
A pesar de la supuesta negligencia médica que le ha llevado a denunciar al Hospital, Rafaela no duda en alabar a los profesionales que atendieron a su hija por segunda vez: «Los médicos de la UCI son los que la han salvado. Se han portado muy bien», reconoce. Aún así, «tenía muy claro desde un principio que quería denunciar» ya que «pienso que con una infección en sangre y fiebre de 40 grados, no la tenían que haber mandado a casa». «No sé si podía haberse evitado; lo único que me han dicho es que cada hora era importante». Sabe que la vida de su hija ha quedado truncada, aunque se muestra optimista: «Esperamos que mejore, pero no sé que secuelas le quedarán».