La danza profesional busca discípulos en la provincia

Tangos, bulerías, danza contemporánea, y también clásica. Bailar es lo que más les gusta, y por eso, lo compaginan con sus estudios desde que tenían apenas ocho años. Los alumnos del Conservatorio profesional de Danza Maribel Gallardo son el mejor ejemplo para los futuros discípulos del centro.

«Guau, que chulada, mira como se pone de puntillas», dice Marta Serrano a sus compañeras de clase. Los alumnos de Primaria de los centros escolares de San Fernando fueron los espectadores de una muestra que perseguía captar nuevos estudiantes de danza para el próximo curso. «Hay más de 200 alumnos pero la mayoría son de la capital», asegura María Antonia Busco, de la Asociación de Madres y Padres del Conservatorio.

El espectáculo convenció a muchos de los escolares que no se marcharon sin llevarse uno de los papeles de inscripciones para sus padres. Jesús Romero, con 22 años, y realizando su ultimo curso en el conservatorio, se impuso de ejemplo en una profesión en la que los hombres se convierten en minoría. Sólo hay dos en la muestra. «Empecé en la danza con 14 años y en una escuela me preparé para entrar en el Conservatorio. Me gustaría ser profesor», asegura entusiasmado. Una ilusión que irradió entre los jóvenes espectadores. Su compañera de baile, Paloma Jaén, realiza el quinto curso con tan sólo 16 años. Es de El Puerto de Santa María y el ritmo lo lleva en la sangre. «Mi hermana está en Sevilla en el Centro Andaluz de Danza. Es duro compatibilizarlo con los estudios pero si te gusta y te organizas lo consigues».

Todos persiguen su sueño aunque tienen claro que tendrán que trabajar duro. «Me gustaría formar parte del ballet de Ángel Corella», dice María José Tubio. Junto con sus compañeras de grupo bailará el 29 de abril en la Sala Central Lechera para recaudar fondos para enviar a Haití. «Apuntaros, os encantará».