Prohibido protestar
Actualizado: GuardarYo lo entiendo. Aunque la gente flipara en colores ante la reacción que han tenido los medios en contra de la bronca que el respetable le dio la semana pasada en Carranza a su equipo, yo lo entiendo, pues como en Cádiz nadie protesta por nada, cuando la gente se pone así, algunos se asustan. Falta de costumbre, no me los imagino en el campo del Betis o del Atlético de Madrid. Que lo de los insultos a los futbolistas y directivos estuvo feo, puede ser, pero hacer una protesta lanzando piropos al protestado sería algo histórico. Y teniendo en cuenta que en las universidades más selectas se lanzan insultos al presidente de Gobierno por su gestión, que el pueblo llano lo haga en un campo de fútbol no creo que sea para poner el grito en el cielo. Además, esos mismos insultos se les dice todos los domingos a los futbolistas contrarios y a los árbitros y nadie dice nada, y ellos también tienen familia. También entiendo que cada cual quiera salvar a uno de la quema, y dicen que el señor Muñoz no tiene culpa porque no hay otro, que Casilla no es culpable porque hizo una parada en Irún, que el entrenador tampoco la tiene porque es un caballero, y así toda la plantilla y toda la directiva ha sido liberada de toda culpa. La gente flipa, pero yo lo entiendo, pues algunos temen perder los privilegios ganados con su silencio, y otros perder amigotes famosos con los que ir de copas. Y entiendo que por eliminación, los únicos culpables de esta situación sean los aficionados, por no llenar el estadio, ni estar allí una hora antes animando sin cesar a unos futbolistas que se entregan en cuerpo y alma por un equipo y unos colores, gratis, por amor al arte. Y entiendo que muchos cadistas se estén pensando muy en serio el no volver a Carranza, y con todo el dolor del mundo no abonarse el año que viene, para no hacerle más daño al equipo de sus amores. El domingo los aficionados tenemos en nuestras manos el destino de este club, todo el peso de su historia recae sobre nuestros hombros, así que cuidadito con lo que se hace y, por supuesto, prohibido protestar.