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El Gobierno se resigna a no variar la posición sobre Cuba
La muerte de Zapata agua el anhelo de Moratinos de abrir un nuevo marco de relación entre la UE y la Isla este semestre
MADRID. Actualizado: GuardarEl Gobierno da ya por perdida su batalla para cambiar la política de la UE hacia Cuba. La condena «enérgica» que la pasada semana aprobó el Parlamento Europeo por la muerte del disidente Orlando Zapata ha convencido al Ejecutivo de que será imposible alcanzar la unanimidad necesaria entre los 27 para enterrar la llamada 'posición común', que condiciona cualquier avance en las relaciones con el régimen castrista a la apertura democrática y al respeto de los derechos humanos.
Según un alto cargo del Ministerio de Exteriores, las posibilidades de éxito son tan escasas que carece de sentido sufrir el desgaste de hacer una propuesta firme en este sentido.
España nunca ha dado al deseo de normalizar las relaciones con Cuba el estatus oficial de «prioridad» u «objetivo» de la presidencia rotatoria de la UE. Pero sí era uno de los anhelos del ministro Miguel Ángel Moratinos acabar con una doctrina instaurada en 1996 a instancias del Gobierno de José María Aznar. Desde que José Luis Rodríguez Zapatero llegó al Gobierno, el jefe de la diplomacia española ha trabajado con denuedo para dar un giro copernicano a unos planteamientos que habían calado en la Unión. Y ha logrado algunos éxitos.
En 2005 consiguió que se congelaran las sanciones diplomáticas acordadas a raíz de una oleada de represión que llevó a 75 disidentes a la cárcel y concluyó con la ejecución de tres balseros acusados de secuestrar un trasbordador para huir a Florida. Moratinos siempre defendió que aquella represalia (más simbólica que económica) había servido únicamente para que Castro se enrocara en sus posiciones. Tres años después ya había convencido al resto de socios: en 2008, las sanciones se levantaron definitivamente para «facilitar el diálogo político», pero la 'posición común', calificada por el titular de Exteriores de «error» sigue vigente.
Puente quebrado
El titular español de Exteriores quería aprovechar estos seis meses -en los que, a resultas del bajísimo perfil de la alta representante para la política exterior, Catherine Ashton, ha logrado un considerable protagonismo- para culminar su tarea y poner en marcha un acuerdo bilateral similar a los que pueda tener la UE con otros países que tampoco se caracterizan precisamente por respetar los derechos humanos.
Justo antes de la presidencia, el pasado octubre, viajó a la isla caribeña. Allí prometió que haría de España el puente de unión entre Cuba y la UE y adelantó que intentaría poner fin a la actual política comunitaria, lo que le valió una petición de explicaciones por parte de Alemania y algunos países del Este.
La muerte de Zapata, tras una huelga de hambre de 85 días, y la actitud adoptada por La Habana hacia el grupo de disidentes que han decidido seguir su ejemplo, entre ellos el periodista Guillermo Fariñas, han resultado -conforme a la citada fuente- definitivas.
Ya no cabe esperar que en junio cuando, como cada año, se revisen las relaciones con el país caribeño se dé paso a un nuevo marco que que propicie la colaboración diplo y ponga fin a ese «injusto examen constate» al que, según Moratinos, se somete desde la UE a Cuba y sólo a Cuba.
Los propios socialistas españoles entienden que el momento es poco propicio, de ahí su apoyo a la dura resolución debatida y aprobada el viernes en la Eurocámara contra el régimen liderado por los hermanos Castro. Lo que no quita para que sigan considerando que los movimientos del Gobierno han dado más frutos que el asilamiento.