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Un presupuesto extra para las pintadas
El presunto autor de los daños en la Prioral y en cinco inmuebles más podría volver a actuar ante la impotencia de la Policía Local El Ayuntamiento gasta 20.000 euros al año en borrar del patrimonio público los actos vandálicos
Actualizado: GuardarNada menos que 20.000 euros al año le cuesta al bolsillo de todos los portuenses la broma de las pintadas vandálicas en edificios públicos, monumentos, bancos, pérgolas y bustos de personajes ilustres. Un desembolso extra para unas arcas municipales ya de por sí renqueantes y que ahora se incrementará por la presunta acción de un vecino con problemas mentales que se ha ensañado con enclaves tan emblemáticos como la Carabela La Niña, la Iglesia Mayor Prioral o la rotonda de Pozos Dulces.
«Esto no puede estar así. Tengo la promesa de Alcaldía de que las pinturas se limpiará cuanto antes. Pero si no lo hace el Ayuntamiento, lo pagará la parroquia». Diego Valle, párroco de la Prioral, confió en que la Puerta del Sol -entrada principal del templo- no luzca en Semana Santa con las frases inconexas y los insultos plasmados durante la madrugada del sábado por el portuense de mediana edad que, según el concejal de Policía Local, Carlos Montero, ha protagonizado el suceso. «Ya la semana pasada descubrí otras pintadas obscenas en la casa parroquial y le pedí a los obreros que trabajan en la plaza de España que las retiraran, pero con las lluvias no podían».
Las fotografías de la Guardia Civil arrojaron la semejanza con las nuevas ilustraciones. «Supongo que el San Agustín será más complicado de reparar porque está hecho añicos y le falta la cabeza». El museo municipal se ha hecho cargo de los restos de esta estatua ubicada a la izquierda del portón. Un atentado contra el patrimonio del que no se puede acusar a la misma persona porque no existen testigos. Las pintadas, en cambio, fueron cotejadas por la Guardia Civil. El presunto autor, que responde a las iniciales de M. C. G, ha sido detenido en dos ocasiones y el Ayuntamiento, teniendo en cuenta que sus facultades mentales están alteradas, no tiene la certeza de que no vuelva a repetir su acción. «El juez tomará la determinación. Nosotros lo detendremos cada vez que lo descubramos. Más no podemos hacer».
Ausencia de civismo
Este episodio gravará aún más la cuantía económica que la delegación de Mantenimiento Urbano gasta cada año en enmendar el vandalismo. No en vano, hasta cuatro bustos de personajes ilustres se encuentran decorados de esta forma tan poco ortodoxa. Rafael Alberti, Juan de La Cosa, Pedro Muñoz Seca y Alfonso X El Sabio. «Para restaurarlos hacen falta productos especiales, con un tratamiento determinado que impida nuevas pintadas. Pero a veces es inútil». El concejal de Mantenimiento Urbano, Alfonso Candón, lamentó que además de los daños gratuitos a los bienes públicos, estos actos conllevan la reducción de inversión en otras actuaciones necesarias para la ciudad.
Así las cosas, Montero apeló a la «responsabilidad cívica» de los portuenses. Prácticamente el único canal de control de las pintadas en la ciudad. «Nos sentimos impotentes porque es incontrolable. Para multarlos hay que sorprenderlos in fraganti. Tendríamos que colocar a un agente en cada esquina o que existan testigos que los delaten. No tiene nada que ver con los graffiteros, que piden permiso y pintan en puntos determinados y de forma controlada».