Decretan el internamiento de un menor tras una pelea por un cigarro

El motivo más nimio desencadenó una pelea que podía haber acabado de forma trágica para uno de sus protagonistas. Fue un cigarrillo el causante de la disputa en un centro de menores, que ha provocado la condena sobre uno de ellos de un año de internamiento, seguido de seis meses de libertad vigilada.

Los hechos se remontan al 21 de agosto de 2009, cuando como consta en la sentencia de 25 de febrero el condenado, de 16 años de edad y residente en un centro de menores, se acercó a otro interno para pedirle un cigarro. Cuando éste se negó aquél le agredió, aunque no ha quedado acreditado que le produjera lesiones. Una media hora más tarde, el adolescente volvió a las andadas y se presentó en la piscina del recinto, donde se encontraba su compañero, armado con un cuchillo de cocina de grandes dimensiones.

Acto seguido el agresor intentó clavárselo a la víctima pero no lo consiguió, mientras que ésta logró agarrar el arma por la hoja hasta que acudieron a prestarle ayuda. Pocos días después de lo sucedido, el atacante fue sometido a la medida cautelar de internamiento en régimen semiabierto, en el que ha permanecido desde el 2 de septiembre de 2009.

A pesar de la virulencia mostrada por el chico, el juez lo ha condenado en concepto de autor de un delito de amenazas, complementando su pena eso sí con la evaluación y el tratamiento ambulatorio relativo al consumo de tóxicos. En el fallo, el magistrado subraya que se ha observado una «pésima conducta» del joven en el centro en el que reside, con comportamientos «violentos y agresivos» con sus compañeros.

Además, la sentencia hace referencia de forma expresa a una «escasa capacidad para el control de sus impulsos, una inestabilidad emocional, un desarraigo social» y el ya mencionado consumo de sustancias estupefacientes.

Advertencias del juez

Hace sólo unos días el magistrado titular del Juzgado de Menores de Jerez, José Miguel Martínez, realizaba unas declaraciones en las que alertaba de los problemas que están surgiendo en los centros de menores, especialmente con los internos inmigrantes. Como explicó el juez, muchos de los conflictos surgen porque estos niños «no están acostumbrados a que una mujer les ordene», por lo que en muchas ocasiones llegan a insultar a su educadora.

Otro de los hándicaps que apuntó fue la falta de preparación de los trabajadores de estos lugares, asegurando que el personal tiene una formación orientada al trato con menores que no han cometido ningún delito, mientras que «se están encontrando con jóvenes de 15 ó 17 años que se han atrevido a cruzar el Estrecho debajo de un camión o colgados en un barco», por lo que «el personal no está preparado y ésa es la razón de que los conflictos sean continuos».