Los pescadores de almadraba durante los primeros trabajos preparativos de la temporada. :: A. VÁZQUEZ
Ciudadanos

Del hundimiento al mercado único

El futuro de las cuatro almadrabas gaditanas pasa por diferenciarse como flota artesanal y reforzar la colaboración científica en el sector Europa y EE UU lideran la postura para prohibir el comercio de atún rojo

CÁDIZ. Actualizado: Guardar
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Opiniones para todos los gustos. Y valoraciones también. Preguntar en los últimos días a algún colectivo o representante del sector pesquero nacional es volverse loco; ni siquiera el Ministerio de Medio Ambiente, los ecologistas, o las patronales de pesca se ponen de acuerdo.

Y es que, incluir el atún rojo en el Anexo I de especies protegidas de la Convención del Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (Cites) no es una cuestión baladí. «No conocemos ninguna especie que haya logrado salir del listado», reconocen fuentes de la patronal de almadrabas gaditana. La prohibición de la comercialización internacional de la especie se decide estos días en Qatar donde la Convención lleva reunida desde el sábado.

En estos momentos la Unión Europea y Estados Unidos se muestran partidarios de prohibir su comercio en todo el mundo y encabezan la que podría ser la decisión final, que se espera para finales de semana.

De esta decisión depende el futuro de más de 2.300 pescadores españoles, 2.200 de ellos incluidos en las cuatro almadrabas gaditanas y el resto de flotas artesanales.

La reunión de Cites tiene miga, sobre todo después de conocerse que Japón (el principal consumidor) se opone frontalmente a un posible veto y ya anuncia que incumplirá la prohibición si finalmente se produce.

La votación de los 175 países de Cites será individual y previsiblemente secreta. Hacen falta dos tercios de los sufragios, y los 27 estados miembros de la Unión Europea votarán en bloque para dar un respiro a la especie, «seriamente amenazada» según algunos ecologistas. Sin embargo, numerosos colectivos y expertos, incluidas las patronales de pesca de España, se han apresurado a calificar de «irresponsabilidad» una hipotética prohibición que «dejaría en la calle a cientos de pescadores».

Es lo que opina por ejemplo el Secretario General de Cepesca, Javier Garat, que defiende la necesidad de separar la actividad industrial de la flota de cerco de la flota artesanal. Los almadraberos consideran que «no serviría de nada la prohibición si no se acaba con la flota que esquilma la especie, los cerqueros industriales».

Ahora la lucha estriba en saber qué flotas contarán en el futuro inmediato con esa codiciada etiqueta de artesanales. «Ahí está el verdadero debate», según Pedro Maza, presidente de la Federación Andaluza de Asociaciones Pesqueras.

Curiosamente, y como reza el dicho popular, no hay mal que por bien no venga; muchos auguran que si finalmente el veto al comercio del atún rojo se consuma y las almadrabas quedan como una de las pocas pesquerías de atún rojo en Europa, la demanda del producto aumentará, y por tanto también lo harán los beneficios para ese hipotético mercado único.