Delibes inicia 'El camino' hacia la posteridad
Sus cenizas reposan en el cementerio del Carmen, junto a las de José de Zorrilla, Rosa Chacel y Vicente Escudero El escritor entra «en la vida que más le ilusionaba»
VALLADOLID. Actualizado: GuardarMiguel Delibes descansa en paz. Sus restos reposan ya en el pabellón de vallisoletanos ilustres del cementerio del Carmen, junto a los de los escritores José de Zorrilla y Rosa Chacel, y del bailarín Vicente Escudero. Allí se le unirán pronto los de su esposa, Ángeles de Castro, fallecida en 1974. El insigne escritor, el patriarca de las letras hispanas y alma del idioma castellano, tomó ayer 'El camino' de la posteridad arropado por los miles y miles de paisanos que le mostraron su respeto y afecto en el tránsito hacia su nueva vida. Una vida que será larga y próspera «y en la que tenía puesta toda su ilusión» según dijo su primogénito Miguel Delibes de Castro en el sentido agradecimiento a los miles de ciudadanos que abarrotaron las calles de la capital castellana que ofrecía su definitivo adiós al escritor.
Más de 20.000 vallisoletanos pasaron por la capilla ardiente del Consistorio, que se levantaba al filo del mediodía y a la que acudió ayer la vicepresidenta del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega. A falta de miembros de la Casa Real, fue la más alta representación institucional, junto a la ministra de Cultura Ángeles González-Sinde.
Porteado por ocho de sus nietos, el féretro con los restos del escritor abandonó a mediodía el Consistorio camino de la catedral metropolitana. El repique de campanas y la cerrada ovación de los miles de vecinos concentrados en silencio en la Plaza Mayor colmaron las emociones de la familia Delibes. El llanto se apoderó de los siete hijos y dieciocho nietos del insigne escritor, que se fundieron en una lacrimosa piña mientras que el aplauso popular restallaba. Una jornada soleada que nada quiso saber de las gélidas brumas de la luctuosa víspera.
La comitiva fúnebre recorrió a paso lento los centenares de metros que separan el Consistorio de la catedral, flanqueada en todo momento por una multitud que no dejó de aplaudir a su vecino más ilustre. El féretro fue recibido en el pórtico catedralicio por la vicepresidenta De la Vega, el presidente de la Junta de Castilla y León, Juan Vicente Herrera, el de la Cortes, José Manuel Fernández Santiago y el administrador diocesano Félix López Zarzuelo, encargado de oficiar una misa fúnebre concelebrada con una veintena de sacerdotes.
La catedral, abarrotada con más de 2.000 personas, no pudo acoger a todos cuantos querían acompañar a Miguel Delibes Setién en el tránsito hacia su nueva vida. A la derecha del altar la familia Delibes en pleno. A la izquierda las autoridades, con De la Vega, González- Sinde y el presidente autonómico en lugar preferente.
Humanista e inmortal
En su homilía, el padre López Zarzuelo glosó los valores humanos y literarios del finado, a quien evocó como «una persona excepcional» y un escritor «emblemático y egregio que con toda razón se convierte en inmortal». Un gran heredero de Cervantes de cuya muerte «se duelen España entera y la ancha comunidad de hispanohablantes». «Es muy doloroso saber que no volveremos a escuchar su voz, ni a cruzar la mirada con él, ni a verlo pasear por el Campo Grande», dijo a los deudos el religioso.
Recordó el sacerdote que fue Delibes un «gran maestro de periodistas» y que recibió como narrador «todos los grandes galardones, del Nadal al Cervantes». Destacó su carácter humanista, su capacidad para defender con su palabra recia y desnuda a los más débiles -'Los santos inocentes'- de las mujeres -'Cinco horas con Mario'- , de los niños -'El príncipe destronado'- y de la necesidad de cuidar el entorno natural -'Novela de una cazador'- para garantizar nuestro futuro. «Puso sus talentos al servicio de la verdad y el bien y supo encarnar los valores cristianos de los que siempre hizo gala», se felicitó el sacerdote, que recordó su «reiterada condena del aborto».
Concluido el acto religioso, tomó la palabra Miguel Delibes de Castro para agradecer las inmensas muestras de afecto hacia su padre recibidas a lo largo de dos jornadas históricas. «Miguel Delibes nunca se irá del todo. Le habéis dado una despedida memorable» agradeció. «Se habría emocionado con tanto afecto y cariño en el momento de pasar a otra vida, en la que tenía puesta más ilusión que en esta», dijo.
Otra cerrada ovación de sus paisanos despidió a la comitiva fúnebre, que tomó el camino del tanatorio. A primera hora de la tarde se procedía a la cremación de los restos mortales del escritor, periodista y académico. En una ceremonia íntima, sus cenizas fueron depositadas luego en el Panteón de Vallisoletanos Ilustres, al que pronto serán trasladados los de Ángeles de Castro, fallecida a causa de un cáncer en 1974, con sólo 50 años, y a quien Delibes dedicó uno de su libros más emotivos 'Mujer de rojo sobre fondo gris'.