El maestro y bailaor jerezano se interpretó a sí mismo en el montaje dirigido por Grilo y al final se marcó unas bulerías y alegrías. :: JAVIER FERNÁNDEZ
LA CRÍTICA

De tal palo... figuras del baile flamenco

Los alumnos de Fernando Belmonte quisieron agradecer sus enseñanzas con el montaje de ayerUna significativa carga de emociones sedujo al público de la noche del cierre del festival gracias al maestro jerezano

JEREZ. Actualizado: Guardar
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La clausura de una nueva edición del Festival de Jerez, la decimocuarta para ser exactos, nos provocó alguna que otra lágrima por el emotivo homenaje que se hizo a Fernando Belmonte. Ilustre apellido el del bailaor jerezano, sobrino del torero Juan Belmonte, razonable parecido físico, e insigne bailaor de una de las generaciones doradas de la danza española.

La nómina de artistas que no quisieron faltar a este 'Reencuentro' fue de lo más granado. Algunos de los bailaores que son cabecera de festivales no dudaron en acudir a la llamada. Úrsula López, Alicia Márquez, Christian Lozano, Fernando Galán, Joaquín Grilo, Ángel Muñoz y hasta las jóvenes generaciones de la danza jerezana, provenientes de la escuela de Belén Fernández y del mismo Belmonte.

No fue otro el motivo que el de agradecer al profesor su labor por la enseñanza y dedicación a danza.

Con idea original de Joaquín Grilo, el homenaje biográfico rozó las diferentes etapas que marcaron la vida del artista. Desde su declinación por el baile dejando de lado el capote y el traje de luces hasta su paso por el servicio militar, su estancia en la capital, su posterior dedicación a la enseñanza, pasando por el estudio, por el reencuentro y germinando en la noche de ayer.

La rueda secuencial de su trayectoria se planificó a través de las figuraciones del cuadro de baile representando al protagonista. La voz en 'off' de Antonio Gallardo tropieza con sus pensamientos detallando sus sentimientos, sus comienzos y incipiente amor por el baile.

De seguido, la adolescencia de Belmonte en el pose de Fernando Galán, musicada por Albéniz, y llegando a Madrid con su maletilla y paraguas, a lo Gene Kelly, y figurando por alegrías. Fernando con palillos, pinceló su autobiografía representándose a sí mismo coordinando las transiciones entre movimientos. Su alter ego, Fernando Galán, abordó un paso a tres junto a Úrsula López y Charo Espino los pasos y mudanzas del clásico español.

Situaciones vitales

Su paso por el servicio militar, con ronda de martinetes del Pulga y José Carmona, con danza de Galán, Muñoz y Christian, cedió el testigo al cante de Carmen Grilo, por fandangos dulcificados hasta el extremo, y abriendo la puerta, de nuevo, a la farruca, que coreografió Ángel Muñoz con el toque de Jesús Guerrero.

La incertidumbre en un momento de su vida, de decidir sobre su futuro, sobre qué hacer con su vida, con su baile, nos brindó la oportunidad de verlo de nuevo, algo que brilló a lo largo de la noche: el poder ver al homenajeado encima del escenario representándose a sí mismo, sumándose a su particular tragedia Alicia Márquez. Por seguiriyas, de riguroso luto, mantón y bata de cola, sacó del agujero a Fernando, con fraseos dancísticos muy brillantes, solventados a base de técnica y conocimiento. El paso por el estudio de danza , regalando la danza de sus alumnos, los más pequeños, el ballet de La Albarizuela, castizo barrio de donde procede, hasta detenerse en la soleá de Grilo. Simplemente magnífica, de principio a fin, junto al maestro que le cedió el testigo, elaborando una pieza de gran calidad técnica. Minimalista, adornada, sutil y estática. Un lujo.

Finalmente se produjo el reencuentro por alegrías con sombrero de ala ancha y capa con sus alumnos, que mostraron las enseñanzas recibidas de uno en uno, siempre con el permiso del maestro. Con la voz en 'off', tal y como empezó, una gitanilla se dejó ver con su churumbel en brazos para cerrar el telón, con el apellido proyectado del ilustre en el telaje. Quiso Grilo despedirse agradeciendo al poeta Antonio Gallardo su generosa aportación a los textos de la obra.

Un cierre de festival con una inyección de carga emotiva que impregnó la noche de magia y duende, lo que sospechábamos se iba a dar en el trasnoche bodeguero con las voces de Fernando de la Morena y El Torta.