La serenidad de una muerte anunciada
MADRID. Actualizado: Guardar«Aunque viví hasta el 2000..., el escritor Miguel Delibes murió en Madrid el 21 de mayo de 1998, en la mesa de operaciones de la clínica La Luz». Éstas palabras del escritor vallisoletano, recogidas en el volúmen I de sus 'Obras completas', fueron su despedida de la literatura. Pero la muerte de Miguel Delibes no llegó hasta doce años después, en la madrugada del viernes, en su casa y rodeado de toda su familia. Su salud, muy maltrecha desde que se sometió a un durísimo tratamiento contra el cáncer de colon y del que había sido operado, había empeorado a partir de Navidad. «En el quirófano entró un hombre inteligente y salió un lerdo», aseguró Delibes. Pero todavía el pasado viernes dio un paseo por los alrededores de su casa con su hijo Germán y su biógrafo, Ramón García.
Luego, su estado empeoró bruscamente y los médicos anunciaron a la familia que su estado era crítico e irreversible, por lo que todos los hijos se trasladaron a la capital castellana para estar junto a él. Asumida con serenidad y con fe de creyente una muerte esperada, vivió sus últimas horas sedado, según comentó García.
Los Reyes, muy pendientes durante todo el viernes de la evolución del estado de salud del escritor, siempre recordarán a Miguel Delibes por la «amistad invariable» y el «afecto sincero» con que les distinguió, según subrayaron en su telegrama de pésame por el fallecimiento del académico, cuya «incansable tarea» le granjeó «la admiración y el cariño de todos». «En estos momentos de dolor, nos sentimos muy cercanos a toda la familia», concluyó el escrito.