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La última hoja

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En la Navidad que murió mi padre, alguien de la familia decidió que lo mejor para una niña de quince años era pasar el tiempo leyendo y me trajo un ejemplar de Las ratas que me acompañó en mi duelo y me abrió la puerta de lo que entonces, y ahora, consideré el mejor de los regalos, la obra magistral de Miguel Delibes, un universo de historias y letras que siempre han estado, como el padre que se me fue, en los mejores y en los peores momentos de mi vida. Acabé la carrera con Mi idolatrado hijo Sisí, monté mi primera casa leyendo Parábola de un náufrago, velé a mis muertos con La mortaja, esperé a mi segunda hija con El príncipe destronado y cuando tuve la oportunidad, llamé a mis escritos -torpes remedos de los suyos- La hoja roja como homenaje a quien siempre había estado ahí. Ayer murió Miguel Delibes y yo me quedé huérfana por segunda vez. Sólo que esta vez, es para siempre.