Daniel y Lori posan con su hija Arabella en su apartamento neoyorquino. :: REUTERS
Sociedad

Postre de temporada

Un 'chef' neoyorquino enriquece la carta de su restaurante con queso de leche procedente de su propia esposa

NUEVA YORK. Actualizado: Guardar
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Su popular restaurante, el Klee Brasserie, enclavado en el neoyorquino barrio de Chelsea, no necesitaba un gramo de publicidad para mantener sus fogones a pleno rendimiento. Pero a Daniel Angerer, famoso por sus apariciones en el popular programa culinario 'Iron Chef', ser padre le ha espoleado de tal modo la creatividad que no ha tenido reparos en ofrecer a su clientela un queso fresco elaborado con la leche de su esposa.

Todo empezó cuando el bebé de la pareja, Arabella, cumplió cuatro semanas y los Angerer decidieron meter en la nevera los excedentes de leche. Lori, la madre, pensó en donarla a un banco de leche para que sirviera de ayuda a niños pequeños en Haití. Pero, como los trámites exigidos por la entidad receptora se alargaban y la capacidad del refrigerador familiar estaba llegando al límite, «se me ocurrió lo del queso», explicó Angerer al periódico 'The New York Post'. «Tirar la leche a la basura era como despreciar algo que tenía el valor del oro».

Desde su apertura al calor de la moda de restaurantes de comida biológica, el Klee Brasserie se ha especializado en una carta en la que priman los ingredientes naturales, a ser posible producidos en la zona. Ahora, siguiendo la máxima de dar a sus comensales los mejores ingredientes de temporada, Daniel y Lori vieron de lo más natural aprovechar ese excedente de leche materna para darle un nuevo aire a la carta de su negocio.

«Su sabor es como el del queso de leche de vaca -un Probalone llegó a decir un cliente-, aunque un poco más dulce», declaró el cocinero tras desvelar que había aprendido las reglas básicas para la elaboración del queso en una granja vacuna en Austria donde vivió de pequeño. Sobre las características del producto obtenido a partir de la leche de su esposa, aclaró que no siempre sabe igual, porque «depende de con qué lo acompañes y de lo que coma la madre» (una reflexión que podría aplicarse sin excepción a un buen Manchego o Idiazabal). No podía ser de otro modo y el original chef también se atrevió a recomendar el mejor vino para acompañar el genuino queso tierno de leche materna: un blanco Riesling de la región del Rhin.

Pese a la impecable factura con la que la pareja ha dorado la idea -Lori, la esposa, presumía ayer de que su leche es 100% biológica porque su dieta es más saludable que la de vaca promedio-, el Departamento de Salud del Ayuntamiento de Nueva York le ha parado los pies con el argumento de que su producto puede ser perjudicial para la salud. El queso elaborado a partir de leche humana «podría exponer a los consumidores a enfermedades infecciosas, como la hepatitis y el VIH», advirtieron las autoridades conscientes de que la proeza de Angerer podría animar a más de uno a probar este 'delicatessen'.

No han sido muchos pero algunos curiosos clientes se acercaron a Klee Brasserie cuando leyeron en el blog del cocinero sobre sus experimentos. Angerer afirma que la respuesta a su queso materno ha sido positiva.