El Dorado de Souza
Cantera e identidad son las claves de un club que gasta cuatro millones de euros al año en el fútbol base; El Xerez visita al Villarreal, la quimera del mandatario azulino
JEREZ. Actualizado: Guardar¿Cómo un municipio de poco más de 50.000 habitantes se convierte en referencia del fútbol europeo? ¿Cómo es posible que un club que a principios de los 90 rondara categorías como Tercera División y ahora tenga un presupuesto de 72 millones de euros? ¿Cómo es posible que llegue un empresario argentino a Jerez y se fije tanto en un club de fútbol que reside a tantos kilómetros de su hogar? La respuesta es complicada, pero se acerca a lo que es el Villarreal.
El Xerez visita este fin de semana El Madrigal, el feudo del Villarreal, el sueño utópico de Federico Souza y Néstor Gorosito. Desde la llegada de la expedición argentina a Jerez, la marca Villarreal ha estado siempre en boca de todos. Es el objetivo del presidente azulino, aunque las claves tal vez las desconozca un Souza que igual no sabe el proceso para llegar de la Tercera División a la 'Champions'.
Pero vayamos por partes. A ocho kilómetros de Castellón, en la comarca conocida como Plana Baja, se encuentra una pequeña ciudad que en 1997 recibió un premio. Fernando Roig, empresario valenciano, dejó de lado su afición al baloncesto y puso los azulejos del Pamesa al servicio del fútbol. La historia reciente del conjunto amarillo es de sobra conocida por los aficionados al balompié, pero los comienzos de este gran proyecto reside en dos conceptos: trabajo y cantera.
La joya de la corona del Villarreal, y fiel reflejo de lo que quiere crear Souza, es su cantera y su ciudad deportiva. 70.000 metros cuadrados donde se ubican nueves campos de fútbol, incluyendo el estadio donde juega el Villarreal B en Segunda División y con gradas para albergar hasta 7.000 espectadores. Cafetería, restaurante y residencia de estudiantes, clave para la formación de futuros futbolistas.
Marca Villarreal
«Creer en nuestra identidad cuando jugamos fuera». El primero de los diez puntos del decálogo que intentan inculcar los técnicos de las categorías inferiores deja a las claras el objetivo de un club que invierte cuatro millones de euros en su cantera, una cantidad muy lejana a los 200.000 que gasta el Xerez. En la residencia, donde los futbolistas conviven y estudian, hay 90 jugadores de entre 14 y 18 años y de varias nacionalidades. No es para menos, ya que el Villarreal tiene una red de ojeadores que trabajan tanto en España -en Jerez estuvieron ojeando a Toni-, como en países como Portugal, Mali o Argentina. Y es que, sin ir más lejos, el Villarreal tiene 41 equipos de fútbol base, casi 400 canteranos que gozan hasta de psicólogo, el cual acude a los entrenamientos. Un sueño utópico de Federico Souza, que de momento se pelea con el Ayuntamiento para conseguir una parcela en el maltrecho césped de la pradera hípica para que el futuro del Xerez pueda entrenar.