La seda y el percal
Actualizado: GuardarAcien días del inicio de la Copa del Mundo en Sudáfrica, España volvió a mostrar sus credenciales de cara al título. La última víctima ha sido Francia, actual campeona mundial, que nunca pudo superar a la trama tejida por el combinado de Del Bosque. Xavi Hernández, Iniesta, Cesc, Xabi Alonso y Silva están en una dimensión difícil de igualar por otro centro de campo; ni siquiera por los brasileños y mucho menos por ingleses e italianos. Tal es la fantasía que le echan estos jugadores a cada una de sus acciones que descomponen a quienes tengan enfrente. Parece que juegan a ralentí, y ahí está el secreto de su magia: la mueven y la mueven y cuando ponen la quinta marcha descuadra al enemigo. Ni Henry, ni Ribéry, ni Lass ni ningún jugador galo supo imponer su ley. Arbeloa, Puyol, Sergio Ramos y Piqué fueron una perfecta muralla de contención y, al propio tiempo, un peligro cuando se iban arriba, sobre todo por los costados. Villa, con su gol y movimientos vino a poner en evidencia a Real Madrid y Barcelona, que se equivocaron al no ficharle prefiriendo en su lugar a Benzema e Ibrahimovic , respectivamente. El Niño Torres, tras una larga recuperación por mor de una grave lesión, volvió a apuntar su clase y picardía, mientras el pitufo Jesús Navas volvió a mostrar su fuerza, su velocidad, su fácil regate e imaginativos centros al área. La Roja, toda, fue una máquina de seda y percal, pero no debería cegarse por ganar con tanta facilidad a la campeona del mundo. España no tuvo que alcanzar cotas sublimes, ya digo, porque se limitó a golpear a un rival que trató de imponer su condición física de base (".y tal") sobre los elementos técnicos que también posee cuando anda inspirado. Pero esta vez Ribéry, Gourcuff y Anelka anduvieron demasiado perdidos. Pero ojo que en Sudáfrica el enemigo nos va a recibir con uñas y dientes. Está bien la seda, pero sin olvidar el percal.