Zapatero deja a la UE que exija a Marruecos avances democráticos
Van Rompuy reclama mejoras en el respeto a los derechos humanos mientras el presidente del Gobierno guarda silencio
GRANADA. Actualizado: GuardarEspaña es junto con Francia el principal impulsor del Estatuto Avanzado que la UE concedió hace algo más de un año a Marruecos. Un trato privilegiado, aún en vías de construcción, que nunca se ha condicionado a la adquisición de pautas democráticas por parte del reino alauí. Tampoco ahora. José Luis Rodríguez Zapatero obvió cualquier mención al respecto y dejó en manos del presidente permanente de la Unión, el belga Herman Van Rompuy, la demanda de «avances» en el respeto a las libertades y derechos humanos.
El jefe del Ejecutivo perdió así la oportunidad de reconciliarse con los defensores de la causa saharaui. Al tiempo que recibía en la Alhambra a los participantes en la primera cumbre entre la Unión Europea-Marruecos, la activista Aminatu Haidar daba una charla en la Facultad de Ciencias de Granada, con una tesis fundamental: España debería haber aprovechado la presidencia de la UE para «presentar disculpas por su crimen histórico y blandir la espada de la justicia» y, en cambio, se ha entregado a una «operación de blanqueamiento de la historia sanguinaria del Reino de Marruecos».
La asociación con los vecinos del Sur, encaminada (en su vertiente económica) a lograr un espacio común que permita la libre circulación de mercancías, servicios y capitales, resulta apetitosa para ambas partes. Y hasta ahora, el Ejecutivo ha defendido que su puesta en marcha es más eficaz para ayudar a Marruecos a dejar atrás comportamientos totalitarios que cualquier presión adicional.
Sin embargo, Van Rompuy no pasó por alto la ocasión. Este encuentro era su primera cumbre en la que podía ejercer como representante de la UE y, según fuentes de su gabinete, estaba decidido a transmitir su «preocupación» por el tratamiento que reciben los defensores de los derechos humanos y por la situación del Sáhara. Con todo, la declaración conjunta que resultó de la reunión no se movió ni un ápice de la postura tradicional sobre el contencioso saharaui. Es decir, deja en manos de las partes, con la intermediación de la ONU, la búsqueda de la solución al conflicto.
Contencioso «artificial»
Un «diferendo» que el rey Mohamed VI tachó de «artificial». Pese a que no estuvo en Granada, el monarca encomendó a su primer ministro, Abas el Fasi, la lectura de un discurso. El monarca alauí defendió la marroquinidad de la ex colonia española e instó a que se acepte su propuesta de una «amplia autonomía», pero siempre bajo la soberanía marroquí. Tras ser consultado por su opinión sobre esta tesis, Zapatero se limitó a reiterar que su Gobierno cree en el diálogo.
Van Rompuy también se atuvo a lo planteado por el Consejo de Seguridad de la ONU, aunque añadió que Europa seguirá comprometida, especialmente, en sus «aspectos humanitarios», una alusión a los campos de refugiados en Argelia. El primer ministro del país magrebí, por su parte, subrayó que es en estos campamentos donde se «violan derechos hora tras hora». Limitó las vulneraciones de los derechos por parte marroquí a «uno o dos casos» que han sido sancionados. «Los Gobiernos aplican la ley -alegó El Fasi- y no podemos destruir la integridad territorial».
Marruecos también puso sus protestas sobre la mesa. Después de haber firmado en diciembre un acuerdo de liberalización de pesca y agricultura que encrespó a las asociaciones agrarias españolas, no hay resultados. Mohamed VI lamentó el retraso de su entrada en vigor. La respuesta fue, en este caso, del presidente de la Comisión, José Manuel Durao Barroso, quien advirtió de que es imposible poner un calendario. «Sólo cuando el Parlamento Europeo lo ratifique será posible ponerlo en marcha», alegó.