PAN PARA HOY

TEMBLOR

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Sí, amigos, todos nosotros lo hemos pensado alguna vez, durante estos últimos días, que ya son semanas: «Estamos en la zona buena del mundo». O por lo menos, en la que no se mueve. Efectivamente, es así, los datos son casi objetivos. Podrá haber inundaciones hasta las rodillas, 'rafitas' sueltos por las calles, crisis, accidentes, 'Cobras' en la tele pública, despidos improcedentes, paro y cosas peores, de acuerdo. Ahora, aquí no tiembla la tierra como al otro lado de la pantalla del televisor, donde el mundo sufre a diario. Incluso uno acaba por pensar que aquí no sería posible un terremoto, o un tsunami de esos que ocupan las portadas y las imágenes de los informativos. No nos corresponden culturalmente ese tipo de fenómenos.

Inconscientemente creo que la mayoría tenemos acuñado un lema: «El terremoto es cosa de otros» No sé como están organizadas las fallas y las placas tectónicas que habitan debajo de nuestros pies ibéricos, pero me cuesta imaginarme un informativo abriendo con el acueducto de Segovia desmontado por un temblor de tierra. Perdónenme los segovianos por ser tan explícito, no es mi intención dar ideas a la madre naturaleza, se basta sola para organizar los desastres donde quiera. Aquí, el único temblor que contemplamos es el de las máquinas de tortura abdominal que se están poniendo de moda en las 'tele-tiendas' nocturnas y en los catálogos de venta por correo. Me refiero, lógicamente, a las famosas plataformas vibradoras que dicen que son capaces de moldearnos la figura sin necesidad de mover un músculo del cuerpo.

Paradojas de la vida: medio mundo se deshace en pedazos porque la tierra tiembla despiadadamente y nosotros, los que estamos exentos de la escala Richter, nos encomendamos al tembleque artificial para no tener que sufrir en el gimnasio. Mejor no contárselo a nuestros parientes de Chile o de Haití, creo que no lo entenderían. Pasen buen día.