LO PEOR
Actualizado: GuardarEn la delicada situación deportiva en la que se encuentra el Cádiz no me atrevo a determinar qué sería peor: si la falta de pundonor o la carencia de calidad de la plantilla. Si el pundonor se puede estimular con una 'bronca' en el vestuario, la calidad no es posible elevarla con consejos ni con consignas. Por esta razón ignoro qué podrá hacer Víctor Espárrago para, simplemente, evitar un descenso cuyas consecuencias serían, posiblemente, catastróficas. Al final del partido disputado en Huelva, el entrenador, con rostro resignado, declaró que «el fútbol es así» y que no teníamos más remedio que «aceptar la realidad». Nosotros entendemos que la realidad -los méritos y los deméritos de cada equipo- se refleja de manera fiel en los números de la tabla clasificatoria: ese es el termómetro que marca el nivel de calidad que no siempre es el reflejo de los deseos de una entusiasta afición ni de la cuantía de los emolumentos que cobran los componentes de la plantilla. La realidad muestra que, en ese y en otros partidos, se hicieron bien algunas cosas pero que se ejecutaron mal las más importantes y decisivas. Los éxitos, tanto en el fútbol como en la vida, no se logran creando ocasiones, sino aprovechando las oportunidades. Menos mal que algunos jugadores reconocieron que no supieron resolver los problemas, y todos evitaron proporcionar justificaciones contraproducentes. Aunque es comprensible el disgusto de la afición, deberíamos evitar, sin embargo, que con actitudes derrotistas empeoremos aún más la situación. Reconociendo que el equipo está mal ¿qué hacemos? ¿Sólo lamentarnos? Ahora más que nunca necesitamos serenidad, frialdad y, sobre todo, paciencia para evitar que se acreciente la fragilidad y que el equipo sea aún más vulnerable. El desaliento de los aficionados y, sobre todo, el desánimo de los jugadores pueden tender una trampa mortal de la que, sin duda alguna, se beneficiaría, por ejemplo, el Albacete. que el próximo domingo visitará el Ramón de Carranza.