El arquitecto municipal, único defensor del tratamiento
JEREZ. Actualizado: GuardarTodas y cada una de las personas que aportaron ayer su testimonio mostraron en alguna u otra medida su frustración por el hecho de que la teoría del Acobiomol no hubiera dado los resultados que se esperaba. Unos hablaron de estafa, otros de decepción y otros simplemente expresaron una profunda tristeza; todos salvo Humberto Jiménez, el arquitecto municipal de El Puerto y considerado valedor de Andrades y Acosta. La mujer de Jiménez, que padece una de las consideradas enfermedades raras asociada al pulmón comenzó a tomar el producto y, según su marido, la mejoría fue radical e incuestionable.
Aunque los médicos no se explicaban lo ocurrido, la evolución fue tal que continuó tomando ese tratamiento en exclusiva hasta que dejó de estar a su alcance, tras la polémica del caso. «Yo creía en la bondad del Acobiomol y sigo creyendo -sentenció el arquitecto-. En la actualidad mi mujer no la toma pero porque no lo tenemos, si no lo seguiría haciendo».
El testigo fue más allá cuando se posicionó claramente a favor de los dos principales imputados, asegurando estar convencido de que «siempre han actuado de buena fe». Jiménez se refirió no sólo a lo curativo del tratamiento, sino también a lo beneficiosa que resultó la experiencia para su esposa, a modo de terapia.
«Las charlas que teníamos todos en casa le venían muy bien, sobre todo por parte de Acosta, que es una persona súper culta, educada y agradable. Muchas veces hace más la forma de ser del médico. Yo conseguí cogerles aprecio, y les sigo apreciando». El arquitecto también confesó que el propio Ayuntamiento portuense había adquirido uno de los productos que esconden la teoría del Acobiomol a modo de fertilizante.