Esta parte de la autovía permanecerá cerrada tres meses. :: R. L. P.
ESPAÑA

La lluvia hunde otro tramo de la A-92

Obras Públicas habilita el carril paralelo para garantizar la circulación en la autovía a la altura de Jun

GRANADA. Actualizado: Guardar
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Hace unas semanas fue en Jaén, esta vez en Granada. La tierra se ha tragado, entiéndase al pie de la letra, un tramo de casi cincuenta metros de la A-92 poco antes de la salida de Alfacar en dirección Guadix, a la altura del municipio de Jun. Un deslizamiento del terreno, originado por la acumulación del agua caída en los últimos días, ha generado el hundimiento de la calzada en el punto kilométrico 247.

Una hilera de conos apoyados con señales luminosas mantiene un carril inutilizado desde un kilómetro antes de llegar al lugar del hundimiento de la calzada. Los conductores son obligados a circular en fila de uno por el sentido contrario para salvar el socavón de cien metros y posteriormente pueden incorporarse a menos de un kilómetro de la salida de Víznar en dirección de la ciudad accitana.

El socavón provocado el lunes por acumulación de agua en la A-92 provocará el corte de uno de los carriles por un periodo de entre dos y tres meses, si bien la circulación está garantizada por un desvío provisional o'transfer' habilitado en el sentido contrario. Según informó ayer el delegado provincial de Obras Públicas y Transportes, Jorge Rodríguez, el deslizamiento del terreno, que ha ocasionado una zanja de más de 30 metros de longitud y unos diez de profundidad, que ayer comenzó a ser reparado por dos camiones pivotadores en cada uno de los extremos del tramo afectado.

Una máquina comenzó a hacer ayer en la mediana de la autovía un muro pantalla que permitirá afianzar el tramo que está en buenas condiciones con el fin de garantizar la circulación de los vehículos y la seguridad de las personas, de manera que no se prevén cortes de tráfico.

La A-92 se rompe otra vez y con esta ya van tropecientas mil las ocasiones en que esta autovía ha sufrido problemas, por deslizamientos, hundimientos, socavones, grietas... desde su puesta en funcionamiento en el año 1992. Para ser más exactos, empezó a romperse en 1991, con un deslizamiento de tierras que se llevó un tramo de calzada en la Venta del Molinillo, un año antes de su entrada en funcionamiento.