La monitora, Estela Gómez, en el taller de Publicidad impartido ayer en el colegio SAFA Villoslada. :: MIGUEL GÓMEZ
CÁDIZ

En la tele todo se exagera, hasta el poder de Spiderman

Tres colegios de la capital estrenan un taller municipal para enseñar a los niños a no dejarse engatusar por la publicidad Alumnos de 5º aprenden a ser consumidores responsables

CÁDIZ. Actualizado: Guardar
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Más de la mitad de los padres del mundo occidental vive con remordimientos de conciencia cada vez que ve a sus hijos pegados a la televisión, extasiados con su serie favorita o -peor aún- ante una cadena interminable de anuncios. Por esa razón, el Área de Familia del Ayuntamiento ha decidido poner en marcha un taller para crear «consumidores responsables». De momento, el curso está dirigido a los alumnos de 5º de Primaria, pero sólo tres centros tendrán la oportunidad de darlo. Ayer les tocó el turno a los estudiantes de ese curso del Fermín Salvochea y el Padre Villoslada (SAFA).

En este último centro, la monitora, Estela Gómez, se esforzaba por captar la atención de los cerca de 20 niños a los que se dirigía el taller. El método era sencillo. Se escogen cuatro anuncios y se comentan, a través de unas sencillas preguntas (¿qué colores aparecen?, ¿cómo es la música?, ¿qué es lo que más te gusta y lo que menos?), para que los niños empiecen a formarse su propia opinión.

La razón por la que se escoge a los alumnos de 5º de Primaria es porque a esas edades «ellos ya tienen sus propios gustos; ya no son los padres los que eligen todo», explica Estela Gómez. Ayer, los anuncios elegidos eran cuatro bien conocidos: uno de las barriguitas, otro de Spiderman, el del Cola-Cao con Rafa Nadal y el armario de la tele (una web donde se vende la ropa que sale en las series y programas de televisión).

Cuando llega el turno del superhéroe, se demuestra que los niños de tontos no tienen un pelo. «Lo que menos me gusta es que funciona con pilas y hay que comprarlas», dice una niña al fondo de la clase, con bastante buen criterio.

«A mí no me gusta que la telaraña que lanza porque es tóxica», suelta Ismael, sentado en la mesa más cercana a la pizarra. La profesora le pregunta que cómo lo sabe y él, resuelto contesta: «Porque lo tiene mi primo». La monitora resume las conclusiones: «Es que en la tele todo se exagera».

Los niños son capaces de identificar música, colores y dónde está el truco de la publicidad. «A mí no me gusta Spiderman», dice en bajito Carmen, una niña vestida de rosa de la cabeza a los pies. Y después se inicia otra discusión, sobre por qué los niños prefieren a los héroes. «Las niñas también pueden comprar cosas de Spiderman», dice la monitora. «Sí, pero les gusta más Campanilla», interviene Ismael.

El taller pretende no sólo prevenir la aparición de compradores compulsivos, sino educar a los niños en la preservación del Medio Ambiente (menos consumo, menor contaminación) y concienciarles sobre los estilos de vida que marca la publicidad, incluido el sexismo, que aún deja su huella en la elección de los juguetes.

El próximo viernes le tocará el turno al Carola Ribed. En tan sólo una hora, la monitora tendrá que poner toda la carne en el asador para evitar que dentro de unos años estos niños sean esclavos de la tarjeta de crédito.