HEMOS TOCADO FONDO

Por suerte, como esta columna sale publicada los martes de cada semana, he tenido tiempo de digerir un poco lo vivido el pasado sábado en Huelva. Reconozco que hace mucho tiempo que no me iba tan fastidiado de un estadio de fútbol y, de haber tenido que escribir unas líneas en ese momento, el pesimismo y el cabreo hubieran sido las notas predominantes. No crean tampoco, señores lectores, que ahora reboso optimismo pero sí es cierto que más en frío uno intenta buscar algo a lo que aferrarse para creer, aunque sea un tópico manido o una estadística inservible. En este caso creo que hemos tocado fondo, es verdad que el inoportuno Murphy con su ley afirma que siempre se puede estar peor de lo que se está, pero en este caso no hay muchas más opciones posibles de estar en una situación más nefasta (hablamos sólo de lo meramente deportivo).

Esto empieza a pintar francamente mal y empieza a tener un tufo a pozo que echa para atrás.

En la campaña del último descenso a la Segunda División B no ví el peligro de cerca hasta que se perdió en el estadio Ramón de Carranza cero a dos ante el Gimnástic de Tarragona en un despropósito de encuentro. Después de aquel partido, empecé a ver la cosa de color muy oscuro.

En esta ocasión, he tenido la misma sensación después de la derrota en el estadio Nuevo Colombino. Me he dado cuenta antes, espero que los que se tienen que dar cuenta también lo hayan hecho ahora que todavía hay tiempo para reaccionar. Sinceramente ahora mismo no veo la manera de salir de ahí, al igual que Víctor Espárrago pienso que si no se ganó al Recreativo qué partido vamos a ganar, qué pasara entonces cuando se tenga un mal día. En cualquier caso, mantengo un halo de esperanza que se sostiene en la fe que le tengo tanto a Víctor como a Luis Soler, su mano derecha en el banquillo.

Que hayamos tocado fondo implica que no nos podemos hundir más de lo que estamos, sólo para partir la solería que separa la Segunda de la Segunda B y colarnos de lleno. Tal y como estamos sólo podemos hacer las cosas mejor, es de las pocas cosas en las que confío a día de hoy. Sé que es triste poder agarrarse sólo a eso, pero es igual de triste que lo que tenemos.