Un proceso histórico
Actualizado: GuardarLa importancia de las salinas litorales se remonta a la época fenicia ya que la sal era el principal elemento para la conservación de los alimentos. Aunque la industrialización ha ido relegando el papel de las salinas tradicionales, hay instalaciones que han resistido la batida de los nuevos tiempos y que apenas han cambiado la forma de obtener la sal. El proceso de producción comienza en el estero, una laguna de gran extensión y escasa profundidad donde se almacena el agua salada. Al subir la marea el agua entra a través de la compuerta.
A continuación el agua transcurre por unos canales sinuosos, estrechos y poco profundos, pensados para favorecer la evaporación hasta llegar a los canales denominados Lucio, Vueltas de Retenida y de Periquillo en donde el agua permanece varios días hasta alcanzar la salinidad adecuada. La última zona se conoce como la Tejería, formada por grandes balsas en las que se produce la cristalización. La recolección se realiza en los tajos, unos cuadrados que tienen las mismas dimensiones y que permiten el control de la producción, ya que al igual que en la agricultura se enfrentan a buenas y malas cosechas. Cada tajo es capaz de producir entre 12 y 14 toneladas de sal al año repartidas en cuatro cosechas.