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Aumenta la demanda de trabajo pero se desploma el negocio

CÁDIZ. Actualizado: Guardar
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Si cuesta llegar a fin de mes, pagar la factura de la luz o se está en serio riesgo de perder la casa por impago de la hipoteca, tomarse una copa por diez euros y gastarse otros 60 por 20 minutos de placer con una prostituta, es un gasto que aguantan hoy en día muy pocos bolsillos. La actual coyuntura económica ha dejado tiritando a sectores vinculados al mundo del ocio: desde la tradicional agencia de viajes hasta el club de carretera cuyas luces de neón le identifica claramente a kilómetros de distancia.

El negocio del sexo, según cálculos hechos por Anela, ha visto cómo los establecimientos están perdiendo clientela y los que entran no se dejan el mismo dinero que antes. Esa caída en los beneficios se nota sobre todo cuando cada noche los responsables de los locales hacen recuento de la caja registradora y constatan que hay entre un 35 y 40% menos de ganancias.

La relación causa-efecto es previsible: si hay más demanda de trabajo por parte de mujeres que llegan a la prostitución ahogadas por la necesidad, pero los clientes escasean, el precio de sus servicios se ven abaratados. Por eso, no sólo soplan malos vientos para los empresarios del sexo, también para aquellas que lo ejercen como profesión.