Sociedad

Las cuentas claras

Transparencia. El Gobierno de Zapatero y ahora las Cortes valencianas han hecho público su patrimonio, pero sólo el parlamentario por Córdoba Juan Luis Rascón detalla en su web hasta el último céntimo

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Ose hacen bien las cosas o mejor estarse quieto». Es lo que piensa el congresista del PSOE por Córdoba y magistrado en excedencia Juan Luis Rascón, el único parlamentario español que todos los años hace público al detalle sus ingresos y patrimonio (www.rascon.es) por voluntad propia. La declaración de los bienes de los 99 diputados de las Cortes valencianas ha levantado esta semana tantas sospechas como reconocimientos en lo que se supone que es un paso adelante en la transparencia del ejercicio del poder. Que el polémico Francisco Camps declare poseer tan sólo una cuenta corriente con 905 euros, otra con su mujer de 2.779, un piso compartido con ella (valorado en 110.399 euros) y un 'Saab' con más de 15 años, ha originado miles de comentarios de incredulidad. No es para menos. El sueldo como 'president' de la Generalitat valenciana roza los 80.000 euros. La gente se pregunta en qué se lo gasta, qué ritmo de vida lleva. Porque ahorrar, al parecer, poco.

El Parlamento valenciano y el andaluz son los únicos de España que publican en los boletines oficiales los bienes de quienes ocupan sus escaños. El resto, incluido el Congreso, obliga a sus señorías a formalizar la declaración de bienes e incompatibilidades en sus registros correspondientes, pero son secretos.

En esa política de transparencia que avanza poco a poco, el BOE hizo públicas las cuentas de los ministros del Gobierno de Zapatero el 15 de octubre de 2009. También levantaron ampollas. Sobre todo, las del vicepresidente tercero, Manuel Chaves, que declaró 68.964,29 euros de patrimonio, de ellos 46.502 en bienes inmuebles (¿dónde vive?, era la pregunta). Fue el presidente del PP de Andalucía, Javier Arenas, quien cuestionó esas cifras, «que no tienen ningún tipo de credibilidad». Y exigía a Chaves explicaciones. «Cuando un político hace alguna afirmación que no se cree nadie, malo malo», llegó a manifestar. Sin embargo, tras salir a la luz los bienes de los cargos públicos en Valencia, la secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, ha adoptado una postura bien distinta: en las declaraciones oficiales y públicas, los políticos «dicen la verdad, y también el señor Camps».

Cuestión de seguridad

Los políticos, de todas formas, no se ponen de acuerdo en si los ciudadanos deben conocer sus cuentas y con cuántos pelos y señales. El portavoz del PP en las Cortes de Castilla y León, Carlos Fernández Carriedo, recela: «¿Hasta qué punto procede que cualquier persona sepa dónde vivo y el número de matrícula de mi coche, aunque sólo sea por una cuestión de seguridad?».

El diputado por Córdoba Juan Luis Rascón (Begíjar , Jaén, 1962) lo tiene clarísimo. «La democracia es transparencia y los políticos deben hacer públicas sus cuentas y actividades». Parafraseando al dramaturgo Rojas Zorrilla y a su obra 'Del rey abajo, ninguno', puede decirse que «del Rey abajo, todos, hasta el último concejal».

-Su declaración es ejemplar. Detalla hasta lo que cobra por conferencias y por derechos de autor.

-Claro, absolutamente todo.

-¿Cree que el resto de parlamentarios deberían hacer lo mismo?

-No sólo los parlamentarios, sino todos los que integran un poder. Incluso deberíamos ir más lejos, aunque nos queda mucho que recorrer al respecto.

-Incluidos los concejales.

-Todos, todos, desde el Rey hasta los presidentes de empresas públicas, consejeros, cargos en partidos políticos... Yo lo llamo el movimiento de la ética demócrata. La transparencia pública no sólo está en que exhibamos nuestras cuentas, que tienen mucho de privadas, todo hay que decirlo, sino que las instituciones saquen a la luz los procesos de decisión, eso es importantísimo: cómo se adjudica un contrato y se examinan las ofertas, si el concejal es accionista de esa empresa, etc. De hecho, buena parte de la publicidad de estos ingresos se justifica por esto último. Estoy convencido de que si las declaraciones de muchos concejales y alcaldes de España se hubieran hecho hace tiempo, algunos casos de corrupción no hubieran saltado, porque hubiera habido un control ciudadano sobre lo que ingresan o dejan de ingresar.

-¿Cree, entonces, que las cuentas de la Corona son opacas?

-Desde luego, no son transparentes. La Casa Real española debería copiar a la británica, que detalla hasta el último céntimo de cómo y en qué gasta el dinero de sus presupuestos.

-Relata sin tapujos desde las dietas hasta el teléfono móvil, que le cubre el Congreso. O sea, que a los diputados les queda el sueldo casi limpio, incluso pueden ahorrar con las dietas que cobran.

-No, no, qué va. Ahí discrepo. En mis pagas están contemplados los gastos de manutención y alojamiento. Los diputados que venimos a Madrid podemos gastar una media de cien euros en hotel. Ocho noches al mes son unos 800 euros en alojamiento, y luego tienes que comer. En esas partidas entran, en mi caso, los gastos de representación como vicepresidente primero de la Comisión de Interior, para que pueda invitar a comer a alguien que venga a visitarme. Y esas pagas son brutas, sin retención de impuestos.

Juan Luis Rascón muestra prudencia a la hora de valorar el patrimonio de Francisco Camps. «La presunción tiene que jugar a favor, si él lo dice, salvo que se demuestre lo contrario. Otra cosa es que eso sea creíble. Yo parto de la base de creerme lo que diga la gente, salvo que falten a la verdad. Y ésa es la grandeza de la transparencia de las cuentas de los responsables públicos. Si no es verdad, ya se irá demostrando».

-Los comentarios en internet son jocosos, muchos ciudadanos opinan que por eso le tenían que pagar los trajes.

-No es fácilmente creíble que una persona que está ingresando casi 80.000 euros al año y, como dicen en mi tierra, está costeado como los músicos, es decir, que los presidentes de las comunidades autónomas tienen costeados todos los gastos por su oficio, no ahorre nada o tenga lo que dice tener. Pero hay que creérselo. Otra cosa son los criterios utilizados para hacer la declaración. Soy partidario de hacerla muy exhaustiva, de lo contrario este movimiento de transparencia institucional se convierte en un 'boomerang' contra quienes lo hacemos. O lo pones todo y bien clarito, o es peor, porque genera más recelos que credibilidad.

Rascón dejó la judicatura para entrar en política en 2004. Cuatro años después creó su página web para contactar con los ciudadanos, quienes tienen acceso a su autobiografía, galería de fotos y artículos de opinión. Ahí cuenta cómo se originó su patrimonio, que actualiza todos los años «cada vez que hay movimientos significativos». Es el único diputado que se descubre, aunque su modestia le impide considerarse pionero. El camino lo inició su compañero de grupo, el granadino Rafael Estrella, actual embajador en Argentina, aunque declarara sus bienes patrimoniales de una forma más generalizada. Familiarizado con las nuevas tecnologías, se le puede encontrar también en Facebook y Twitter, donde muchos internautas dejan sus preguntas y opiniones. A decenas.

-De los comentarios de su web llama la atención el de una persona a la que sus cuentas no le cuadran. Calcula que si usted y su esposa ingresan entre 10.000 y 12.000 euros al mes, su patrimonio debería ser mayor. Se pregunta si es un derrochón o gestiona mal sus dineros.

-Sí, ése es bueno, dice que hay que ahorrar más. Son comentarios muy sinceros.

-¿Pero es un derrochador o no?

-No, no, en modo alguno. Somos por definición muy austeros. Eso sí, invertimos en lo que a lo mejor otras personas no invierten, que es en la educación y formación de mis tres hijos.

-Otro internauta comenta que no le importa lo que usted cobra, le pregunta si se lo merece.

-(Risas). Ése también es bueno, sí.

-¿Se merecen todos los parlamentarios el sueldo que cobran?

-Qué pregunta tan comprometida. Es verdad que el trabajo parlamentario es el perfecto desconocido del ciudadano. Ahí pecamos muchísimo los propios diputados, que no sabemos explicar a la gente algo tan elemental como por qué no estamos en el hemiciclo desde las 4.30 de la tarde hasta las 9.30 que acaba la sesión plenaria. Pues no podemos estar porque si no el Congreso se paralizaría, así de sencillo.

Él intenta explicarlo a través de los cientos de correos electrónicos que responde. A ese trabajo y a mantener actualizada su web dedica hora y media diaria. Además, todos los martes por la tarde, entre las cinco y las siete, se pone detrás de una cámara y abre un foro de debate para que la gente pueda relacionarse con él en directo. No da abasto. «No tengo tiempo material para tener todo actualizado. Facebook me tiene desbordado».

Además imparte clases en la Universidad de Córdoba y no perdona el deporte. Tenis y paddel, tres horas como mínimo cada sábado y domingo. Está en plena forma.

-Magistrado en excedencia, ¿hasta...?

-El futuro se escribe con letras gruesas pero imprecisas. No lo sé. No hago cábalas. Vivo con la tranquilidad de que en la judicatura tengo mi sitio.

-Cuando se presentó a las elecciones se hizo militante. Cuando deje de ser cargo público, ¿dejará la afiliación?

-Claro, dejaría la militancia. Es más, me abstendría en aquellos casos que tuvieran que ver con el Partido Socialista, igual que de amigos o familiares.