El catedrático Manuel J. Ramos. :: LA VOZ
LITERATURA

«Cádiz es una ciudad novelesca; la literatura la ha desaprovechado»

El catedrático de la UCA presenta hoy su nueva novela, 'Mi vida sin Eva Gundersen', un 'thriller' ambientado en el Cádiz de los años 60 Manuel J. Ramos Ortega Escritor

CÁDIZ. Actualizado: Guardar
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Cuando Manuel J. Ramos Ortega pasaba, de pequeño, cerca del cementerio de los ingleses, ya intuía que, de alguna forma, ese paisaje tan insólito y todas las especulaciones que despertaba acabarían fijándose en su memoria. El recuerdo quedó ahí, enterrado entre cientos de estampas infantiles, hasta que un día, movido quién sabe por qué resorte, la evocación de aquel espacio misterioso vino a visitarlo de nuevo. Y traía consigo una historia. 'Mi vida sin Eva Gundersen' (Paréntesis), la tercera novela del catedrático de la UCA, habla de amores frustrados, de personajes oscuros, de negocios fraudulentos y del tráfico de prófugos políticos. Esta tarde, a partir de las ocho, en la Biblioteca Provincial, el autor presentará el título de la mano de la directora de LA VOZ, Lalia González-Santiago.

-¿Quién es Eva Gundersen?

-Es el nombre de uno de los personajes de la novela. Aparece en un poema de Alberti. Pero no tienen nada que ver. Salvo el nombre, claro.

-¿Qué le llevó a embarcarse en esta tercera novela?

-Surgió una historia, que como las dos anteriores, se me impuso de una manera fatal. Me vi impelido a contarla. No tuve, entre comillas, más remedio que hacerlo.

-¿De dónde surgió la idea?

-Primero encontré un lenguaje. Hay algunos lectores, incluso críticos, muy sesudos, que piensan que uno se saca un argumento de la manga, y luego busca la manera de contarlo. En mi caso, por lo menos, sucede al revés. Encuentro una voz, una voz anónima, o personalizada, procedente incluso de mi propia memoria. Yo oigo esas voces y las voy dotando de personalidad. Y les invento una historia.

-Toca el tema de los militantes o simpatizantes del nazismo que se refugiaron en Cádiz tras la Segunda Guerra Mundial. Hay mucha leyenda al respecto. ¿Qué hay de verdad y qué de mito?

-Bueno, yo no soy historiador. Soy un escritor, un novelista, un creador de ficciones. Sabemos que aquí se refugiaron algunos nazis, huyendo de la justicia. Forma parte de la anécdota de la novela, del andamio que me ayudó a contar la historia que verdaderamente quería contar.

-¿Pero lo ha documentado?

-Puede sonar presuntuoso, e incluso atrevido, pero huyo de la documentación en mis creaciones. Para mi suerte o para mi desgracia, no pretendo hacer novela histórica. Me interesan más las historias con minúsculas, las historias pequeñas, que sensibilicen, que gusten o desagraden, pero que emocionen y que no dejen impasible al lector. De alguna forma traicionaría al público si me refugiara en la documentación, porque no dejaría de engañarlo, de impostar mis conocimientos. Me preocupan más los personajes, sus vidas, sus emociones, sus sentimientos. Es lo que trato de trasladar al papel, con mayor o menor suerte.

-¿Qué objetivos se planteó de entrada y qué ha conseguido?

-Creo que he conseguido plasmar una historia emocionante, en algunos momentos incluso apasionante, que puede entretener al lector.

-¿Por qué la novela negra como vehículo para transmitir esas emociones de las que hablaba?

-Reconozco, en mi formación, una influencia enorme de la novela negra, y también del cine negro. Siempre me ha parecido que el género permite hablar de cosas importantes, y lo hace de una forma cercana al lector, con tramas y recursos que facilitan esa transmisión. Por eso, 'Mi vida...' es un thriller, aunque sólo hasta cierto punto.

-El Cádiz de los 60 es su escenario.

-Sí, siempre he pensado que Cádiz es una ciudad muy novelesca, pero que no son demasiados los escritores que han sabido verla así. La literatura la ha desaprovechado bastante. Quería que la acción transcurriera en lugares que yo y muchos lectores pudieran reconocer: el cementerio de los ingleses, el Hotel Playa, el Paseo Marítimo...

-¿Esos paisajes han actuado como resortes de su imaginación?

-Totalmente. De hecho, lo primero que visualicé fue una imagen, una especie de fotografía del cementerio de los ingleses, que estaba al final de la Avenida de Portugal, muy cerca de la antigua vía. A todos los gaditanos nos llamaba la atención ese enclave. Yo lo asociaba en mi imaginación con el cementerio de los ateos. A partir de ahí, todo se puso en funcionamiento.

-¿Y los personajes?

-Más que de personas, ésta es una novela de voces. Son las que estaban primero, las que vinieron a mi cabeza. Luego tuve que ir rellenándolas de una forma de ser, de un carácter, que puede estar inspirado en gente real, pero que también puede ser completamente ficticio.

-Convenza al lector para que, en este mercado tan saturado por la sobrepublicación, le dé una oportunidad a su novela.

-Les diría que es una novela que está bien escrita, en la que se reconocerán al leerla, que es amena, distraída y que está llena de sentimientos. Seguro que les tocará la fibra...