EL CANDELABRO

UOUOUOO

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

No lo puedo evitar. Desde que he escuchado la canción que va a representar a España en Eurovisión no consigo dejar de cantarla mentalmente. Es una tortura sutil, cruel y pertinaz sólo comparable a la gota malaya. Yo en realidad quería escribir de (aaaalgo pequeñito, uououoooo) otra cosa, pero (aaaalgo chiquitito, uououoooooo) ¿lo ven? No puedo pensar con claridad sin que a cada paso mi cerebro se vea invadido por una oleada eurovisiva de 'uououós' al ritmo de un vals sin fin, una de esas melodías pegajosas (pringosas, diría yo) que parecen morderse la cola, pues apenas han terminado, vuelven a empezar una y otra vez, con esa música como de feria que gira y gira, y se retuerce sobre sí misma... Y así (uououooooo) hasta el infinito.

El asunto (aaaalgo pequeñito) es que no tengo nada contra este (aaaaalgo chiquitito) tema musical. Hasta me cae bien el cantante. Yo a Daniel Diges (donde dije digo, digo Diges, uououoooo) lo veo simpático y resultón. Como diría mi madre: majo chico. Con un punto entre Tom Sawyer y Art Garfunkel. Y dotado de una candorosa, casi celestial voz de tenor, de ésas que, según como se utilicen, pueden conducir a un hombre a la gloria... O al ridículo. Espero que ocurra lo primero, es decir, que no baje del puesto trece o (uouooo) catorce, lo cual para España, dados los antecedentes y la confabulación de la Europa del Este y su impenetrable telón de acero festivalero, supondría un rotundo éxito (aaaaalgo pequeñito) en Eurovisión. Sería además una forma de mostrar al mundo que aquí, además de frikis y mamarrachos... (uouós) tenemos una juventud seria y formal que domina el pentagrama. Ya estoy viendo al (aaaaaalgo chiquitito) José Luis Uribarri, henchido de gozo, dar la gran noticia: «Señores, no hemos ganado Eurovisión, pero tampoco hemos hecho el ridículo». Y nosotros, los telespectadores, desde el sofá, coreando ese pegadizo (superglú, loctite) 'uououoooo', con lágrimas en los ojos.