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La OTAN puede matar

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Habría que ampliar el número de lectores de la Tabacalera. Todos sabemos que fumar «puede ser causa de una muerte lenta y dolorosa», pero hay gente que no sabe aún que los bombardeos en Afganistán pueden acarrear las mismas consecuencias, sin que intervenga la nicotina, ni el alquitrán, ni el monóxido de carbono, que tengo entendido que es el componente más perjudicial de los cigarrillos. En la provincia de Uruzgán una unidad conjunta de la OTAN y el Ejército afgano han matado por error a 27 civiles que pasaban por allí. Son las víctimas colaterales de todos los conflictos bélicos donde lo más seguro es estar en la primera línea de fuego.

La nueva matanza de inocentes ha sido disculpada por sus autores. Nadie es perfecto y hay que comprender que en el barullo se pueda confundir un convoy de civiles con una columna de insurgentes, ya que todos llevan pañuelos en la cabeza. ¿Por qué se les ocurriría pasar por allí? Desde que se inició la llamada 'operación Moshtarak' ya van cincuenta colaterales. En su epitafio quizá pongan eso de «Perdonen las molestias», pero debieran poner más atención los 6.000 marines y los pilotos de los magníficos aviones. Ya llevan nueve años desde que en 2001 EE UU derrocó al odioso régimen talibán. Como sigan así se quedan sin clientela. En otros tiempos, tan malos como éstos, se pudo definir a la guerra como «una selección al revés». Las naciones escogían para que dieran la vida por la patria a los jóvenes más sanos y más fuertes y se declaraban no aptos para esa misión a los enfermos, a los tullidos y a los ancianos. Ahora las guerras se han hecho más demócratas y no excluyen a nadie. La OTAN debiera advertir que bombardear perjudica la salud del enemigo y de los que están a su alrededor. Lo mismo que dicen que hace el tabaco, pero más rápidamente.