Señoría, no era coca, eran gallinas
Lo supuestos narcos aseguraron al tribunal que las conversaciones grabadas por la Policía se referían a la venta de huevos y no de droga Comienza el juicio contra una supuesta red de narcotráfico en la provincia
CÁDIZ. Actualizado: GuardarLa Policía pinchó sus teléfonos e intervino los mensajes de texto de sus móviles, en los que acordaban supuestamente el momento exacto del intercambio de un cargamento de cocaína. Ayer sin embargo, cuatro de los nueve acusados por distribuir cocaína en la provincia, aseguraron ante el tribunal que los juzgaba en la Audiencia Provincial que en aquellas conversaciones no se referían a droga, sino a inocentes «gallinas, huevos y conejos», que vendían para ganarse el pan. Quienes hacían esta sorprendente declaración pertenecían a una misma familia, la de los Romero, acusada de la venta de cocaína en Puerto Real y de Chiclana: la madre del clan -E. R. I.- y su hermana -B. R. I.-, ambas puertorrealeñas, obtenían supuestamente la droga; mientras que la hija y su novio-Tamara R. R. y David P. de G. - la distribuían por la localidad chiclanera. La Policía los investigaba desde comienzos del año 2007 en una operación, que concluyó a finales de aquel año con su detención y la de otra red de narcotráfico radicada en El Puerto, que supuestamente le proporcionaba la cocaína. El resto de acusados en esta causa pertenece presuntamente a la trama portuense. Además, se sientan en el banquillo dos de los proveedores de este grupo, Nicolás R. y Mildred J. A. D, de origen dominicano pero residentes en Madrid, que fueron también investigados por la Policía a través de sus móviles.
Pillados con 13 kilos
Gracias a ello, la Policía pudo sorprender a Mildred cuando iba a entregar a los portuenses un cargamento de 12,7 kilos de coca. La cita era en el aparcamiento del Hipercor de Jerez. En aquella operación también fueron detenidos dos supuestos narcos de El Puerto -Francisco H. R. y Alejandro C. D.-, en cuya vivienda se hallaron 10 kilos y 574 gramos más de coca, con una pureza de entre un 30% y un 51%. Ayer, tanto los acusados portuenses como los dominicanos siguieron una estrategia común, opuesta a la de los Romeros: se acogieron a su derecho a no declarar ante el tribunal, presidido por la magistrada María de la Oliva Morillo Ballesteros.
Momentos antes, sus abogados habían solicitado la nulidad de las escuchas telefónicas, una medida común en este tipo de juicios por narcotráfico, ya que sin los pinchazos la investigación y la causa se derrumban como un castillo de naipes. El próximo 3 de marzo está prevista la audición de esas conversaciones telefónicas. Entonces el tribunal podrá averiguar si efectivamente lo que se vendía era cocaína o gallinas.