PAN PARA HOY

AZNAR

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Con ser un gesto inapropiado para alguien que aspira a volver a ser un líder político, lo del señor Aznar pidiendo un Donuts a los estudiantes en la hora del recreo no me parece lo más preocupante. Creo que es bueno que, de vez en cuando, veamos la auténtica cara de los políticos, saber lo que realmente piensan de los que estamos al otro lado de las encuestas. Lo que me llama la atención del ex presidente es su absoluta indefinición a la hora de elegir complemento capilar. ¿Tiene o no tiene bigote? Que tuvo, de todos es conocido, era un bigote con personalidad, zaino, frondoso, de los que pueden acabar llenos de fideos o de mayonesa en cualquier almuerzo. Pero claro, llamar bigote a esa felpa grisácea que, ahora, va del labio superior a los orificios nasales es discutible. Es probable que pretenda crear una nueva moda: «el bigote de dos días», que sería una versión más 'centro derecha' de la «barba de dos días» utilizada por los intelectuales con ínfulas canallescas.

De todas formas, el del bigote, es un tema que, a día de hoy, no tiene resuelto José Mari. La sucesión es la asignatura pendiente del PP y eso se nota hasta en los pequeños detalles de lavabo. En mi modesta opinión, señor Aznar, creo que debería decantarse de una vez; o enseñamos el bigote como dios manda, o rasuramos la moqueta de una vez por todas. Esa sombra, en el sur de la nariz, sólo se le puede consentir a un adolescente, y usted, por mucho abdominal que haga, ya está lejos del acné. Sus fieles le están esperando, pero no saben a qué atenerse, ni a quién encomendarse. Piense, también, en los caricaturistas y en los imitadores, necesitan una referencia clara para hacer su trabajo. Me imagino que es usted coqueto y le preocupará el tema de las canas; un bigote blanco da una imagen tierna y bonachona, como de maestro turronero de larga tradición familiar. No se preocupe, habiendo tintes como hay, hasta Berlusconi se cree que tiene treinta años. Pasen buen día.