Sociedad

EL OTRO EXTREMO

Ciudadanos del mundo

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Lo más opuesto al patriotismo sería el cosmopolitismo, el sentirse ciudadano del mundo, una escuela de pensamiento que existe desde los estoicos. «La identidad cosmopolita es superior a la patriótica, porque pertenece a la razón y antepone los intereses globales a los particulares. Pero eso que tiene de más clara, justificable y sostenible le resta en cambio poder de seducción y popularidad, que son la ventaja del patriotismo. El reto cosmopolita es hacer del ideal mundialista, lo que le conviene a nuestro mundo desunido y desastrado, un motivo que llene también el sentimiento y la imaginación. Todo se andará», sostiene, esperanzado, el profesor Norbert Bilbeny. Muchos han visto en internet un paso de gigante por esta senda, pero el experto no lo tiene tan claro: «Internet amplía la mente política, haciendo que la conectividad predomine poco a poco sobre el aislamiento. No obstante, también genera sus propios anticuerpos e invita a redescubrir lo local y provinciano como contraste o venganza frente a la imparable red mundial».