![](/cadiz/prensa/noticias/201002/21/fotos/1746361.jpg)
El rostro más chapuza de ETA
La banda ha encomendado su nueva ofensiva a un grupo de jóvenes despreocupados y a los que ni siquiera puede adiestrar La bisoñez de los últimos comandos propicia una avalancha de información a las fuerzas de seguridad
MADRID. Actualizado: GuardarRedes sociales en internet, canutos, borracheras publicitadas en la red, trapicheos con drogas, móviles privados para reivindicar atentados, utilización de los coches de papá o mamá, cursillos de horas para obtener el 'carné' de terrorista. «ETA vive su momento más naif, pero eso no quiere decir que haya dejado de ser, ni mucho menos, un peligro», reconocen los mandos de la Guardia Civil, que todavía se frotan las manos por los «errores de adolescentes novatos» de los etarras detenidos en la última semana que han dado "paladas de información y de nombres" sobre la nueva "ETA-Facebook".
Las fotos en internet con las camisetas de la selección española de los etarras Adur Aristegi y Jon Rosales, los dos últimos 'fichajes' del «dinamizador» de la banda, el terrorista ciclista Ibai Beobide, han llevado a las primeras páginas de los periódicos la cara más ingenua y menos profesional de la organización.
El fenómeno, sin embargo, no es nuevo, era ya bien conocido por las fuerzas de seguridad, que llevan explotando desde hace cuatro años, desde la última tregua, la bisoñez de las nuevas incorporaciones. «¿O hay alguien tan estúpido de creer que no vamos a tener bajo la lupa a los 43 'amigos' del Facebook de Rosales?», apunta uno de los mandos de la Guardia Civil, que recuerda que el etarra ni siquiera se había molestado en restringir la entrada en su perfil.
Amigos
Aristegi sí había hecho privada su cuenta, pero no ocultaba que se había hecho 'fan' de las páginas de homenaje a Arnaldo Otegi, el Colectivo de los Presos Vascos o la selección vasca de fútbol.
Lo de Facebook comienza a ser preocupante para la dirección de ETA. Una de las activistas arrestadas por la Ertzaintza en la operación del pasado mes, Olaitz Lame, conductora de 'lanzaderas' de coches-bomba y con supuesta experiencia, no se resistió a la tentación de abrir una cuenta en la red y 'regalar' a las fuerzas de seguridad otros listados de nombres de lo «más interesante».
El comando al que pertenecía Lame, el 'Kresala', pasará a los anales de la historia terrorista por su surrealismo. El jefe del talde, Aitzol Etxaburu, reivindicó con su propio teléfono uno de los atentados, el rastro permitió su detención y el seguimiento del comando. Uno de sus hombres de confianza, Igor Martin, chuleaba en su pueblo, Ondarroa, de ser de ETA y la banda le obligó a 'exiliarse' en Jaca. Y otro de sus lugartenientes Javier Zubizarreta, conocido militante antitaurino, era un camello que trapicheaba con coca y que ha tenido el privilegio de convertirse en el primer etarra que sale de la Audiencia Nacional acusado, además, de tráfico de drogas por tener en su poder 39 bolsitas de cocaína.
Ciclista y 'fumeta'
La afición a los estupefacientes entre los nuevos 'gudaris' es creciente. El terrorista ciclista, la esperanza de ETA para reactivar comandos en España, se motivaba para pedalear con la marihuana que le incautaron junto a la pistola.
Quizás la explicación de tanta inexperiencia es que el comando 'Kresala' tuvo como toda formación un cursillo exprés en Francia de unas horas con el que se suponía que ya tenían preparación para atacar aeropuertos y oleoductos. Lo mismo ocurrió con el 'talde Nafarroa', desarticulado por la policía en noviembre de 2008 antes siquiera de intentar atentar. Sus dos jefes, Aurken Sola y Xabier Rey, se sacaron el título de terrorista en un 'máster' acelerado de un día que el ex jefe de ETA 'Txeroki' impartió en Hendaya.
La 'kantada' -como denomina ETA a las meteduras de pata de sus militantes de Etxaburu- y su teléfono particular ha hecho que la dirección terrorista trate a sus comandos como a niños y entrega a sus miembros los móviles con pegatinas, según el atentado a reivindicar. Así se comprobó con los etarras huidos este mes tras el hallazgo de la casa de Óbidos, en Portugal, que tenían un post-it en cada móvil para reivindicar atentados en Madrid y Cádiz. Andoni Zengotitabengoa y Oier Gómez no llegaron a meter la pata con los teléfonos, pero no se mostraron muy espabilados al escoger su escondite en territorio luso, pues fueron a alquilar una casa en una calle en la que vivían dos policías y un militar.
Los movimientos de ETA en Portugal no eran desde luego muy discretos: la etarra Iratxe Yañez, 'lanzadera' de la furgoneta cargada de explosivos con destino a ese país, llevaba consigo el pasaporte del Zengotitabengoa, lo que permitió su identificación antes de conocer de la existencia de la casa de Óbidos. Tampoco los 'etarras' de la vivienda eran ejemplo de precaución: en su huida se dejaron en la casa hasta los ordenadores y los tickets del supermercado que permitieron su identificación cuando compraban tacos para alcayatas.
Apretujados a Madrid
El chascarrillo entre la Guardia Civil es que guardaron lo nota de esa compra para pasarlo como gasto a ETA porque la situación no es boyante. Los expertos del Ministerio del Interior todavía recuerdan que Igor Portu, el líder del 'comando Elurra', el del atentado de la T-4, pagó de su bolsillo el coche de alquiler que usaron los terroristas para desplazarse a Madrid a fin de estudiar la colocación de un vehículo-bomba en Azca, el corazón financiero de la capital. Portu arrendó el coche más barato de todo Irún, un pequeño 'Kia Picanto' 1.1 de color naranja, en el que los cuatro etarras viajaron apretujados a la capital. Total: 99,74 euros más 0,1 céntimo por cada kilómetro extra. La gasolina y peajes los pagaron los otros a escote.
El tema de los vehículos también se ha convertido en una pesadilla para la dirección de de ETA, que insiste una y otra vez a sus militantes que no usen el coche de papá o de mamá. Eso precisamente hizo Asier Larrinaga, que dejó sembrado de explosivos a medio esconder un bosque de Amorebieta en diciembre de 2006. Larrinaga se dio a la fuga en el coche familiar cuando sus propios padres habían denunciado el robo. Este terrorista, además, se dedicó a comprar con su tarjeta de crédito las mochilas que se encontraron en el 'zulo'.
El jefe de ese comando, Garikoitz Etxeberria, tampoco era el más listo de la clase. Se olvidó entre los explosivos un DNI falso con su foto. Pese a su torpeza, ambos lograron huir a Francia, donde fueron apresados días después, tras varias jornadas viviendo en el monte ante la imposibilidad de contactar con el aparato de acogida de ETA.
También usaban el coche de la familia para huir a Francia los forofos de la selección española capturados esta semana en Gerona. Pero lo de Adur Aristegi y Jon Rosales casi bate todos los récords, pretendían pasar la frontera con su documentación auténtica a pesar de que ambos tenían prohibida la salida de España por estar en libertad bajo fianza. También por los documentos de identidad cayó el etarra Ramón Sagarzazu, que fue detenido en 2007 en la comisaría de Irún cuando fue a renovar el DNI. Lo de Sagarzazau, desde luego, no puede considerarse un error juvenil, era un histórico de la banda con más de 70 años de edad.
Gorroneo al suegro
Pero no sólo usan los coches de papá, también la casa de veraneo de los futuros suegros. El jefe del 'complejo Vizcaya' desarticulado en julio de 2008, Arkaitz Goikoetxea, pidió prestada el apartamento de veraneo del padre de su novia, la también etarra Maialen Zuazo, en la localidad riojana de Ezcaray para convertirlo en base desde donde intentar el asesinato del juez Fernando Grande-Marlaska, que de vez en cuando aparecía por ese pueblo.
La bisoñez de los nuevos etarras, como se ha demostrado esta semana, se ha convertido en una fuente inagotable de información para la lucha antiterrorista. Un magnifico surtidor que, sin embargo, no llega a la altura de lo que la ingenuidad de la ETA y la izquierda abertzale ha 'regalado' en los últimos años a las fuerzas de seguridad: miles de nombres y domicilios de radicales 'fichados' para rellenar a contrarreloj las listas para todas las convocatorias electorales desde 2003. Un vademécum imprescindible para cualquier investigador como se ha visto en las últimas operaciones policiales, en las que ya es imposible encontrar una redada en la que no figure el nombre de un ex candidato de una formación tapadera de Batasuna.