![](/cadiz/prensa/noticias/201002/20/fotos/1743005.jpg)
China arremete con furia contra EE UU y le acusa de apoyar la secesión de Tíbet
Pekín convoca al embajador norteamericano para presentarle una queja formal por la reunión de Obama con el Dalai
PEKÍN. Actualizado: GuardarComo era de esperar, China reaccionó ayer con contundencia a la reunión del jueves entre el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, y la máxima figura política y religiosa del budismo tibetano, el Dalai Lama. Desde que se anunció este encuentro a principios de mes, el régimen de Pekín había protestado para intentar impedirlo, dejando muy claro que cualquier entrevista entre el inquilino de la Casa Blanca y el 'océano de sabiduría', al que ha demonizado como un terrorista separatista, constituiría una seria provocación.
«Estados Unidos ha violado flagrantemente las normas de las relaciones internacionales y su aceptación de que Tíbet es una parte de China y, por lo tanto, no apoyaría su independencia», criticó en un comunicado oficial el ministro de Asuntos Exteriores, Ma Zhaoxu, apenas unas horas después de la reunión. Además, su viceministro, Cui Tiankai, convocó al embajador norteamericano, Jon Huntsman, para transmitirle su más «enérgica protesta y oposición».
«El comportamiento de Estados Unidos interfiere seriamente en la política interna china y también hiere los sentimientos nacionales de su pueblo», aseguraba la queja del ministerio, que exigió a Washington, aunque sin ahondar en detalles, «dar de inmediato los pasos necesarios para eliminar el efecto pernicioso de la reunión».
Todo ello a pesar de que Washington, para minimizar la respuesta de Pekín, había intentado rebajar al máximo el perfil de la visita del Dalai Lama, que ha coincidido con un periodo de escasa actividad en China como son las vacaciones del Año Nuevo Lunar.
Así, el Nobel de la Paz en 1989 fue recibido por el también premiado Obama sin fotógrafos ni cámaras en un área secundaria y reservada como es el salón de los mapas, y no en el pomposo Despacho Oval donde se suele encontrar ante los periodistas con los dignatarios internacionales. Posteriormente, la Casa Blanca distribuyó una fotografía de la charla que durante 45 minutos mantuvieron el Dalai y el presidente, quien no compareció ante los medios y cuyas declaraciones de apoyo fueron difundidas en otro comunicado en nombre del portavoz oficial, Robert Gibbs.
Últimos contactos
Hace dos semanas concluyó, de nuevo si éxito, la última ronda de negociaciones entre el régimen chino y los emisarios del líder religioso, quien permanece exiliado en la ciudad india de Dharamsala desde que huyó de Tíbet hace ya casi 51 años. Aunque esta región montañosa del Himalaya había permanecido desde el siglo XIII bajo el control de las distintas dinastías imperiales cada vez que éstas eran lo suficientemente fuertes como para dominarlo gozó de una independencia 'de facto' tras la caída del último emperador, Pu Yi, en 1911. Pero con la fundación de la República Popular en 1949, una de las primeras órdenes de Mao Zedong fue retomar Tíbet sólo un año después, lo que finalmente llevó al Dalai Lama a huir disfrazado y a pie cruzando el Himalaya tras una fallida revuelta en 1959.
Desde entonces, el máximo jefe del budismo ha modulado su discurso y ya no reivindica la independencia sino que se conforma con una «vía intermedia» basada en una autonomía real o, al menos, con más respeto y menos represión sobre la cultura y religión autóctonas.
Consciente de su posición de fuerza, Pekín intenta aislar internacionalmente al Dalai y amenaza a cualquier mandatario que se atreva a recibirle, como Obama, Sarkozy, Merkel o Brown. Sin embargo, sus advertencias suelen suponer en realidad un aviso para disuadir a gobernantes menos osados y tienen como objetivo alimentar a la opinión pública doméstica.