El inspector que investigó el chivatazo insiste en acusar a la cúpula de Interior
MADRID. Actualizado: GuardarCarlos G. no se desvió ni un ápice de su informe oficial. El inspector jefe que dirigió la investigación del chivatazo al aparato de extorsión de ETA insistió ante el juez Baltasar Garzón en que todos los indicios recabados por su equipo, sobre todo el cruce de llamadas entre los supuestos implicados, apuntan a que detrás de la delación sólo podían estar los hasta ahora únicos tres imputados: el entonces director del Cuerpo Nacional de Policía, Víctor García Hidalgo, el actual jefe superior del País Vasco, Enrique Pamiés, y un policía de Vitoria, al que ambos habrían enviado a Irún el 4 de mayo de 2006 para entregar un móvil al encargado del 'impuesto revolucionario', Joseba Elosúa, desde el que un desconocido le avisó de la inminente operación.
Su comparecencia ante Garzón duró poco menos de dos horas y durante ese tiempo, según fuentes judiciales, se esmeró en detallar cómo durante meses él y sus subordinaron rastrearon casi las 2.000 llamadas para llegar hasta la pista de Interior. No obstante, reconoció que durante las intervenciones telefónicas posteriores de los imputados no se obtuvo ninguna conversación en la que los escuchados reconocieran haber participado en la delación.Una prueba de cargo que no existe y cuya ausencia confirma a la Fiscalía en su intención de pedir el archivo del caso por falta de autor conocido, según manifestaron fuentes de este departamento, que insistieron en que la declaración del inspector no ha aportado «elemento adicional de prueba» que haga cambiar su opinión.
Muy poco aportaron los dos funcionarios del Grupo VIII de la Brigada Provincial de Investigación de San Sebastián, también llamados a declarar ayer. Los agentes, que formaban parte del dispositivo de fronteras en Irún, aseguraron que se limitaron a seguir las órdenes de sus superiores hasta que éstos ordenaron levantar el operativo.