Un 'marine' de la compañía Bravo protege a un civil afgano y a su hijo durante las primeras horas de la ofensiva contra la insurgencia en Marjah, en el corazón de Helmand. :: REUTERS
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Asalto final al santuario talibán

La OTAN despliega sin apenas resistencia 15.000 soldados en Helmand en la mayor ofensiva desde la invasión en 2001

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Marja bajo control. Apenas 24 horas después de que la OTAN lanzara su mayor ofensiva en Afganistán desde la caída de los talibanes en 2001, los marines aplaudieron el «éxito» de la incursión en uno de los grandes santuarios de la insurgencia. Cinco soldados de las fuerzas internacionales y veinte fundamentalistas muertos fue el primer balance de bajas de la 'operación Moshtarak', palabra que en dari significa 'juntos' y que hace alusión a la importancia que las cinco brigadas de las fuerzas afganas tienen en el dispositivo. 15.000 hombres, entre americanos, afganos, británicos, canadienses, daneses y estonios salieron de sus bases en la capital de la provincia de Helmand para tomar Marja a pie, en vehículos blindados y helicópteros.

Hace tan sólo siete meses se vivieron las mismas escenas en Nawa, centro de la anterior gran ofensiva de la OTAN bautizada como 'Golpe de espada', también en Helmand y con el mismo objetivo de acabar con la insurgencia y el cultivo de opio. La maquinaria, vestimenta y armamento convierten a los soldados extranjeros en una especie de extraterrestres cuando se les ve junto a los civiles de una zona eminentemente agrícola y muy humilde en la que la mayor parte de la población vive del cultivo de la amapola.

Como en el verano pasado, los informes de inteligencia alertaban de la presencia de hasta 2.000 militantes en la zona, pero de nuevo apenas se registró resistencia. Y es que los talibanes rara vez responden a una ofensiva de este tipo porque saben que no tienen ninguna posibilidad. Cuando se asienten las nuevas fuerzas y empiecen a intentar trabajar, entonces comenzará el rosario de artefactos improvisados, atentados suicidas y emboscadas, las tres mejores armas de la insurgencia que en los dos primeros meses de este año ya han costado la vida a 73 militares extranjeros -entre ellos 43 americanos-. «No hay complacencia. Todo el mundo entiende que ésta es la parte fácil. La difícil es la siguiente, la de tranquilizar a la opinión pública», admitió el general británico Gordon Messenger, responsable del departamento de Comunicaciones Estratégicas, que dijo que el propósito principal es «ganar la lealtad de la población local».

Hace una semana que el general Stanley McChrystal, máximo responsable de la Isaf (Fuerza Internacional de Asistencia para la Seguridad), anunció esta operación para alertar a la población civil. Esta alerta previa hizo que los mandos militares especularan con la posibilidad de que los militantes hubieran huido en las jornadas previas, extremo que ponían en duda los lugareños consultados por los medios locales que decían que «es imposible salir de esta región porque llevamos días rodeados y sufriendo bombardeos».

Sólo la provincia de Helmand produce el 42% del opio del mundo, según datos de la oficina de Naciones Unidas de la lucha contra la Droga y el Crimen, y Marja se sitúa en su valle más fértil.

La operación llega en vísperas del despliegue de otros 30.000 hombres prometidos por Barack Obama para intentar pacificar definitivamente el país. El presidente norteamericano pretende que entre estos refuerzos y los comprometidos por la OTAN las tropas extranjeras pueden empezar a replegarse de Afganistán en 2011.