Para luego es tarde
Actualizado: GuardarNadie ignora que todos los relojes parados dan dos veces al día la hora exacta, pero a pesar de eso el tiempo se nos echa encima y a veces nos aplasta. Por fin se han dado cuenta del Ray abajo casi todos, quizá con la curiosa excepción del presidente del Gobierno.
Don Juan Carlos, al que sigo deseando que Dios guarde hasta que nos merezcamos ser republicanos, asegura que "es hora de grandes esfuerzos y amplios acuerdos". Dicho de otra manera, de que seamos conscientes de que vamos todos en el mismo barco y no tiene sentido que en los botes salvavidas, en vez de para bogar, empleemos los remos para golpearnos las cabezas y comprobar que la mayoría están vacías.
Quizá sea mucho pedir eso de solicitar esfuerzo y acuerdo. Son dos cosas que jamás han comparecido juntas en nuestra Historia, ya que la segunda se ha venido encargando de anular a la primera.
Mucho me temo que eso, tan repetido, de "qué buen vasallo, si tuviera buen señor" sea un camelo. Si hubiésemos tenido buenos vasallos hubieran escogido otros señores o los habrían echado antes, por inservibles y abusones.
El amor al pueblo es entre nosotros inexcusable, por supuesto, ya que todos somos pueblo y revierte en quien lo entrega, pero dando muchos rodeos. Lo que pide el Rey es un pacto de Estado entre todas las debilitadas fuerzas políticas, que se llevan a matar, pero que se conforman con herirse y zaherirse, para salir de la crisis impulsando el crecimiento económico y la creación de empleo.
Para luego es tarde. El hambre está llamando a la puerta de muchos hogares españoles y no basta con ponerle cerrojos para que no entre, ya que abundan los que no tiene casa. Ni siquiera Casa del Pueblo, que está ocupada.