
Haití reza y guarda luto por las víctimas del terremoto
Un mes después de la catástrofe actos de todas las religiones intentan dar consuelo a una población instalada en la desesperanza
Actualizado: GuardarDía de duelo nacional en Haití. Vestidos mayoritariamente de blanco y negro, los haitianos se encomendaron ayer a sus dioses católicos, cristianos o paganos para recordar a las víctimas del terremoto que sacudió el país antillano hace un mes. Pero como si no tuvieran bastante con ese terrible castigo, la temida lluvia adelantó su presencia y encharcó las calles. Otra sacudida para quienes no tienen más remedio de dormir en el suelo cubiertos apenas con mantas o sábanas. No puede ser peor. Se avecina otra crisis sanitaria y se temen las inundaciones y más derrumbes cuando los aguaceros ablanden las edificaciones resquebrajadas.
El Gobierno, criticado por su ineficacia, ha declarado una semana de duelo nacional. Las ceremonias religiosas y civiles servirán para despedir oficialmente a los muertos enterrados en fosas comunes y a los centenares de desaparecidos. Misas, cánticos y velas que contendrán por unas horas las protestas de quienes reclaman más acciones al presidente René Preval.
El acto principal de ayer tuvo lugar en la Escuela Nacional de Enfermería de Puerto Príncipe. Varias congregaciones católicas organizaron una misa multitudinaria, la tercera desde el temblor, frente a las ruinas de la catedral de Notre Dame. Muy cerca se convocó a todas las comunidades religiosas a participar en un ayuno de tres días. A pocos pasos, otro acto masivo se realizaba en el Campo Marte, un complejo de diez parques que rodean las ruinas de lo que fue el palacio nacional.
Breve tregua
La tregua del día de luto fue breve, aunque los haitianos se esfuerzan por recuperar la normalidad que el 12 de enero rompió el terrible seísmo que pulverizó edificios, vidas y hasta los sueños. De los escombros se han rescatado oficialmente 217.000 cadáveres pero bajo las ruinas nadie sabe cuántos más pueden quedar. Si antes del terremoto el sistema de drenaje era mínimamente aceptable, ahora es insufrible. Más de 1.200.000 damnificados malviven en 700 campamentos rudimentarios levantados en las calles y plazas. De las 50.000 tiendas que iban a ser repartidas sólo han llegado 22.000. Las organizaciones internacionales esperaban distribuir 400.000 lonas que sirvan de techo al mayor número de personas posible.
Sin sistema de alcantarillado, ni letrinas ni baños, toda clase de residuos se mezclan con la lluvia y el chapoteo es asqueroso. Y lo peor, peligroso al favorecer las epidemias. Pero eso no es todo. Se calcula que 93 millones de toneladas de escombros y hierros retorcidos trasladados de la capital a barrancos y laderas de los suburbios taponan muchos de los cauces naturales de las aguas en tiempo de lluvias.